Las llamadas de los primates responden a una serie de factores sociales y contextuales

Cuando dos monos se comunican, su vocalización es relativamente básica, puesto que no tienen gran repertorio de sonidos, contrariamente a los humanos. Por eso, hasta ahora los científicos consideraban que las vocalizaciones no permitían medir el vínculo social entre individuos debido al rango acústico. 

Dorothy L. Cheney y Robert Seyfarth, investigadores del departamento de Biología y Psicología de la Universidad de Pennsylvania (EE UU), han analizado ahora la vocalización de numerosas especies de primates no humanos en otros contextos: las llamadas. Los resultados, publicados en la revista PNAS, revelan que, en este caso, existe una flexibilidad considerable en su uso.

“Al responder a llamadas, los primates tienen en cuenta una serie de factores sociales y contextuales, como el tipo de llamada, la identidad y últimas relaciones con el oyente, así como la relación con los parientes cercanos del mismo”, explican los autores en su investigación. Además, confirman que la presencia de otros individuos, ya sean parientes o rivales, influye tanto en la decisión de llamar o permanecer en silencio, como en la misma producción vocal de la llamada.

Por ejemplo, tras recibir una agresión de una hembra de mayor rango, la hembra del babuino chacma (Papio cynocephalus urnisus) mostrará respeto por su oponente y por el gruñido de cualquier familiar cercano, al relacionarlo con una posible nueva agresión.

Los diferentes tipos de llamadas que emiten los primates

La variación en la llamada de alarma de muchas especies de mamíferos y aves depende del receptor al que se dirija el mensaje, es decir, de la audiencia. Es más probable que se produzca una llamada de alarma cuando un individuo se encuentra cerca de otros, que cuando está solo; así como si está rodeado de extraños, que de familiares. Lo mismo ocurre con llamadas a larga distancia tanto de contacto como de aviso de comida.

Los chimpancés, por ejemplo, producen más llamadas para dar información acerca de posible alimento en presencia de un individuo conocido que desconocido, lo que demuestra que este tipo de avisos pueden ser producidos de manera selectiva o emitidos en diferentes contextos. En el caso de los macacos japoneses (Macaca fuscata) o los lémures de cola anillada (Lemur catta) responden de manera prioritaria a la llamada de un compañero de aseo que a la de un desconocido.

Interacciones sociales

Sin embargo, la forma de comunicación más común en este tipo de primates son las llamadas de corto alcance, que facilitan las interacciones sociales al reducir la incertidumbre entre los individuos. En el caso de que los primates involucrados sean extraños o que sus intereses se superpongan, tratan de engañar a su oponente sobre su condición o probabilidad de ataque, dando lugar a la hipótesis de que las señales engañosas podrían ser evolutivamente estables.

Con respecto a los babuinos y los macacos Rhesus (Macaca Mulatta), se ha comprobado que los gruñidos son una señal de simpatía, mientras que el silencio es un rasgo que se asocia a la agresividad. Los babuinos utilizan los gruñidos para establecer la importancia de una llamada: gruñen cuando este sonido puede aportar información importante en la siguiente interacción social, pero permanecen en silencio cuando las llamadas son de poco impacto o no hay dudas sobre cómo se va a resolver el contacto.

En los mandriles, los gruñidos también cumplen una función de reconciliación. Los gruñidos del agresor poco después de un conflicto hacen que sea menos probable que el conflicto continúe y es más probable que la víctima se acerque a su exagresor.

Las hembras de babuino son más propensas a gruñir si el individuo es de rango inferior o tiene una cría. Por el contrario, es menos posible que gruñan cuando se acercan a sus propias madres o hijas, con quienes tienen lazos cercanos, que cuando se acercan al resto de individuos. Esta forma de comunicarse refleja que los gruñidos tienen menos importancia en este contexto y que, en ausencia de los mismos, las madres y las hijas son más propensas a comportarse de manera afiliativa y menos agresiva que en otras parejas de hembras.

Por otro lado, los bonobos conviven en grupos que varían tanto en el tamaño como en la composición. Para facilitar las interacciones entre grupos, estos grandes simios usan distintas vocalizaciones que se traducen como sus intenciones próximas con respecto a uno u otro grupo. Cuando un miembro añade un silbido a su sonido habitual, quiere decir que pretende dejar su grupo actual para unirse a otro nuevo.

Aurora Cancela Pérez
Aurora Cancela Pérezhttps://www.cronicanorte.es
Aurora Cancela Pérez, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Colmenar Viejo. Es redactora en Crónica Norte desde 2017. Apasionada de la información local y los viajes.

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