OCU sigue poniendo en duda si el IVA de los alimentos y productos frescos se basa en una política de salud pública o es sólo un medio recaudatorio más.
Tanto el Ministerio de Sanidad, como el de Agricultura y otros organismos oficiales, preconizan que nuestra dieta debe basarse en alimentos frescos donde predominen los productos de origen vegetal, los cereales integrales, el pescado y que la bebida diaria habitual sea el agua. Entonces, ¿Por qué el pescado fresco, el pan integral y el agua de grifo tienen un IVA del 10%, en vez del 4%, como otros alimentos como el pan, la leche, los huevos o las frutas y verduras?
En opinión de OCU, para ayudar a cambiar los hábitos de consumo de la población y favorecer una dieta sana, la solución no pasa por subir el IVA de determinados productos que la Administración no considera saludables, sino de bajar el de aquellos que en realidad sí lo son.
En este sentido, OCU ya manifestó sus reticencias ante el gravamen de algunos productos con una finalidad “disuasoria” en Cataluña, es decir, para intentar disminuir su consumo y que esa limitación se traduzca en una dieta más saludable. La experiencia en aquellos lugares donde se ha pretendido potenciar el consumo de alimentos más sanos castigando al resto ha sido negativa, pues no se ha traducido en un mayor consumo de productos frescos. Por tanto, estas tasas se revelan como medidas de carácter simplemente recaudatorio.
Para fomentar realmente el consumo de productos saludables, OCU solicita la bajada del IVA de productos como el pan integral (que debería tener el mismo que el pan normal, como OCU ha solicitado en otras ocasiones), el pescado fresco (cuyo consumo está recomendado varias veces por semana) o el agua del grifo, todos ellos altamente recomendados en una dieta saludable. En caso contrario, queda claro el carácter recaudatorio del gravamen a ciertos productos de alimentación sin ninguna política de salud pública que lo respalde.
