El refugio de montaña Giner de los Ríos cumple 100 años desde su construcción en 1916. La Real Sociedad Española de Alpinismo PEÑALARA, constituida en 1913, proyectó, poco después de su fundación, construir una casa de montaña en el centro de la entonces desconocida Pedriza de Manzanares, para cobijo de sus socios.
Con pocos medios y buscando aportaciones económicas, que el Rey Alfonso XIII encabezó con 500 pesetas, consiguieron reunir las 3.000 pesetas presupuestadas para la construcción.
Decidieron poner a este refugio, primero de una larga serie de los construidos por Peñalara en las montañas españolas, el nombre de Giner de los Ríos para recordar siempre su aportación a un nuevo sistema de enseñanza y formación de los jóvenes basado en la experiencia más que en la memorización y en la práctica de actividades al aire libre.
Se inauguró el 15 de mayo de 1916 y desde entonces ha acogido a los montañeros amantes del singular paisaje de la Pedriza y a los escaladores ansiosos de llegar a las cumbres de sus difíciles riscos, especialmente a los miembros del prestigioso Grupo de Alta Montaña de Peñalara. Como puede apreciarse en ambas fotografías el estado de la vegetación en La pedriza ha cambiado significativamente.
El edificio ha sufrido los avatares de la intemperie durante estos cien años, que han obligado a reparaciones a veces importantes, pero quizá el percance más transcendente fue el incendio que sufrió la noche del 23 al 24 de abril de 1932, que pudo ser sofocado por quienes en ese momento lo habitaban.
La modificación más importante de esta casa tuvo lugar en 1945, cuando fue ampliado adaptando su capacidad a la creciente demanda de montañeros y escaladores. Esta obra cambió totalmente su fisonomía quedando prácticamente como lo conocemos en la actualidad.
Con motivo de la celebración del centenario del refugio y gracias a la colaboración del Parque Nacional de Guadarrama, se ha dotado al refugio de un sistema de recogida de las aguas pluviales, que junto al manantial existente en sus proximidades, asegura que se disponga en toda época de este indispensable líquido. Los servicios higiénicos suponen otra novedad, sentida durante cien años y que ahora se ha convertido en realidad.
Auguramos larga vida en su segunda centuria a esta casa, única en la sierra de Guadarrama a la que no se puede llegar de forma motorizada y que seguirá albergando a cientos de amantes de la montaña, para los que está siempre abierta.