Las frutas se pueden beber de muchas maneras y el zumo tradicional no es la única. Cuando se compra el producto preparado, conviene recordar que no todos los líquidos que contienen los envases son iguales.
No es lo mismo un zumo de frutas, un zumo a partir de concentrado y un néctar aunque a simple vista pueden parecer lo mismo y en el supermercado todos se parezcan, no son los mismo.
Zumo de frutas
Es el líquido que se obtiene a partir de las partes comestibles de las frutas. Estas frutas deben estar sanas y maduras y pueden ser frescas, refrigeradas o, incluso, congeladas. El zumo debe poseer el color, el aroma y el sabor característicos de la fruta original. Algunos zumos pueden contener puré de frutas (es decir, fruta triturada o desmenuzada) y otras partes del alimento (como la pulpa, que muchas veces se reincorpora). Pero no todo vale. No está permitido, por ejemplo, incluir ni las semillas ni la piel de las frutas exprimidas.
Concentrado de frutas
Es un zumo de fruta al que se le ha quitado una parte importante del agua. Se obtiene a partir del zumo de una o varias especies de fruta. Cuando el producto está destinado al consumo directo, la eliminación de agua debe ser del 50 %, por lo menos. A este producto se le pueden reincorporar el aroma, la pulpa y las células que procedan de la misma especie de fruta.
Zumo de frutas a partir de concentrado
Se elabora añadiendo agua potable al concentrado de frutas. Este producto debe prepararse de tal modo que se mantengan las características físicas, químicas, organolépticas y nutricionales esenciales de un tipo medio de zumo de la fruta de la que procede. Para ello, se le pueden reincorporar el aroma, la pulpa y las células que procedan de la misma especie de fruta. También está permitido mezclar zumos de frutas, zumos de frutas concentrados, puré de frutas o de puré de frutas concentrado para hacer este tipo de zumo.
Néctar de frutas
Se elabora a partir del puré de frutas, ya sea normal, concentrado o una mezcla de ambos. Para ello, se le añade agua. También se le puede agregar azúcar, miel o edulcorantes (en este último caso, leeremos en el envase «Sin azúcares añadidos»), así como el aroma, la pulpa y las células que procedan de las mismas especies de frutas con las que ha sido hecho.