Los perros han acompañado al ser humano durante aproximadamente 10.000 años, en los que se han creado cientos de razas domésticas que serían incapaces de vivir en lo salvaje como lo hicieron sus ancestros familiares, los lobos, zorros y chacales.
El mejor del amigo del hombre puede llegar a ser bastante peculiar a la par que sencillo. Solo tenemos que observar sus reacciones e intentar entender el por qué de ellas. Según un estudio científico realizado en 2009 a cargo de Stanley Coren, neuropsicólogo y profesor de psicología de la University of British Columbia, se descubrió que las 5 razas de perros más inteligentes son la de los caniches, los pastores alemanes, los golden retriever y los doberman.
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Variedad de razas
Se estima que en nuestros días, la población mundial de esta especie supera los 400 millones y desde un chihuahua del tamaño de una taza de té a un gigante gran danés o a un hermoso siberiano, la variedad de razas de perro es tan amplia y variada como la de ningún otro mamífero en la Tierra.
Siempre han existido muchos mitos acerca de las capacidades de nuestros queridos amigos en torno a su olfato y a sus capacidades para darse cuenta de que algo en nosotros anda mal. ¿Cómo? Los cientificos suponen que el sofisticado olfato de los perros está tan desarrollado que puede detectar incluso el extraño y débil aroma que se desprende de las células deterioradas, así como los cambios y las fluctuaciones del azúcar en la sangre.
Los perros pueden sentir y detectar emociones
Un estudio publicado hace 5 años por la revista Proceedings, de la National Academy of Sciences, señaló que los perros pueden sentir envidia o bien algo muy similar. El estudio consistía en observar los comportamientos de los perros mientras se los recompensaba al realizar bien un truco. Así se pudo registrar que los perros que no recibían una recompensa se mostraban molestos, agitados, se rascaban insistentemente y hasta parecía que evitasen la mirada de aquellos que sí habían recibido recompensa. Los perros, además, son capaces de interpretar las emociones que refleja nuestra cara. Ellos pueden detectar si estamos alegres, enfadados, tristes… y empatizar con nosotros en base a lo que ven, es decir, si nos ven tristes puede que ellos se acerquen para intentar consolarnos.