Greenpeace Hong Kong ha dado a conocer un estudio en el que se concluye que los peces que habitan en las aguas del sur del mar de la China Meridional tienen un contenido de microplásticos mayor que el de la media internacional.
La investigación se ha centrado en el mújol, las muestras analizadas contenían una media de 4’3 fragmentos de desechos plásticos, en su mayoría procedentes de los envases de productos de un solo uso.
Según una investigación desarrollada por la Universidad de Hong Kong de la que se hace eco Greenpeace Asia, el 60% del mújol, una especie de pez que habita en las aguas costeras de la mayoría de las regiones tropicales y subtropicales, y que es consumido ampliamente en el sur de China, contiene cantidades elevadas de microplásticos. Además se ha detectado que unas 170 especies marinas que habitan en los mares de la zona, como pueden ser los mejillones, los arenques plateados, las langostas, etc., contienen estos materiales plásticos.
4’3 fragmentos de desechos plásticos
Greenpeace realizó una investigación paralela en la que se detectó que las muestras de mújol contenían una media de 4’3 fragmentos de desechos plásticos, en su mayoría, procedentes del envasado de productos de un solo uso. Se trataba de fragmentos y fibras de plástico de menos de 5 milímetros de tamaño, siendo los materiales más habituales polipropileno (PP), polietileno (PE) y tereftalato de polietileno (PET), plásticos habituales en pajitas, bolsas, botellas, vasos, etc. Los resultados muestran que el pescado de Hong Kong tiene un contenido de microplásticos mayor que la media internacional.
Varios estudios anteriores han concluido que los hábitats marinos cercanos a Hong Kong están cargados de micro-plásticos, por lo que el riesgo de que se acumule un mayor número de micro-toxinas en la cadena alimentaria y que estas lleguen a la mesa es mayor que en otros países. Lamentablemente, los desechos plásticos se han detectado en muchos lugares, siendo Hong Kong el más afectado por la contaminación del plástico marino, por ejemplo, se analizó el contenido medio de microplásticos en las playas de Hong Kong cuantificándose en unas 5.000 piezas por metro cuadrado, es decir, el doble de lo detectado en Estados Unidos.
Un peligro para los peces
Los expertos advierten que los microplásticos pueden deformar los intestinos de los peces y reducir su capacidad de movimiento y respuesta, por otro lado, estas partículas de plástico pueden contener aditivos peligrosos que son parte integrante o que se han adherido al plástico, por lo que pueden terminar acumulándose en la cadena alimentaria, lo que inevitablemente incrementa el riesgo de intoxicación animal y humana.
Se recomienda al gobierno de Hong Kong poner en marcha rápidamente una legislación para controlar los productos con plásticos desechables, así como una investigación de factibilidad del sistema de responsabilidad de los productores de materias plásticas. Greenpeace considera necesario que el Gobierno no restrinja la contaminación plástica en el marco de la gestión de residuos, lo que debe hacer es formular una política integral para reducir la producción y el uso de materiales plásticos.
Greenpeace insta a que se establezca un calendario definido para la eliminación de los envases plásticos desechables, especialmente en la industria de la comida rápida, proporcionando alternativas más seguras y respetuosas con el medio ambiente. Hong Kong cuenta con una población que supera los 7 millones de habitantes que son responsables de al menos dos tercios de los 5.6 millones de toneladas de residuos que se tiran anualmente, lo que muestra que el reciclaje es prácticamente inexistente.
En el caso de Europa, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) anunció en 2016 que pondría en marcha una evaluación de los potenciales riesgos que pueden tener los microplásticos y nanoplásticos de los productos alimenticios marinos para los consumidores, sobre todo en crustáceos y moluscos bivalvos, ya que son alimentos que se consumen con su tracto digestivo, por lo que es mayor el número de partículas de microplástico que pueden pasar a los seres humanos. La principal preocupación y en lo que se centraría la investigación, es la exposición a contaminantes como los bifenilos policlorados (PCB) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) que se pueden acumular en los microplásticos y nanoplásticos presentes en los alimentos marinos, pero de momento no se ha sabido nada más.