Abusar del recurso de la arena, considerado muy equívocamente ilimitado, tiene un gran impacto a nivel ambiental, económico, político y social.
La arena de las playas, ríos y fondos marinos juega un papel esencial en los ecosistemas ya que, además de albergar a gran cantidad de especies, protegen las costas de tormentas y fenómenos atmosféricos intensos. La arena es también una materia prima cuya demanda crece tan rápido como los problemas que conlleva su explotación. La revista Science publica hoy una síntesis de la documentación sobre los impactos que genera la extracción de este recurso y las medidas necesarias para avanzar hacia una gestión sostenible. Esta primera aproximación científica establece un marco general y sólido del que partir.
“Son varios los motores que han disparado la demanda de arena”, explica la primera autora del artículo Aurora Torres. “La expansión urbanística a escala mundial es la que ejerce mayor presión ya que es un ingrediente clave en materiales de construcción como el hormigón, el asfalto o el cristal, pero también se utiliza en la restauración de costas o en la fracturación hidráulica para la extracción de gas y petróleo.”, continúa.
En el artículo los autores urgen a tomar medidas que eviten la situación actual en la que la explotación de este recurso cada vez más valioso está provocando conflictos socio-políticos. “Es imprescindible que los gobiernos cooperen a escala local e internacional en su gestión. Científicos de diferentes disciplinas debemos trabajar desde una perspectiva sistemática para que los responsables políticos y la sociedad tengan constancia de la envergadura de esta problemática y sus implicaciones” apunta Torres. “Hay que seguir fomentando el reciclaje de materiales de construcción; promover convenios internacionales que regulen la extracción, consumo y comercio de arena y establecer un seguimiento exhaustivo de la planificación y concesión de autorizaciones”, continúa.
Los efectos de la sobreexplotación
Los investigadores destacan que la sobreexplotación de este recurso, considerado equívocamente ilimitado, tiene impactos a nivel ambiental, económico, político y social. Afecta a la biodiversidad de los fondos fluviales y zonas costeras dañando las redes tróficas. Además, tiene efectos negativos sobre la producción y obtención de alimentos para las comunidades locales. Asimismo, el transporte de arena de una playa a otra puede facilitar la expansión de especies invasoras o dar lugar a la formación de aguas estancadas que favorecen la dispersión de enfermedades infecciosas como la malaria.
La extracción de arena aumenta la vulnerabilidad de costas y riveras a la erosión. La disminución de sedimentos en playas y deltas provoca una mayor desprotección de las costas frente a efectos del cambio climático como la subida del nivel del mar o la intensificación de tormentas, cuyos daños, a su vez aumentan la demanda de arena. Por ejemplo, las recientes inundaciones de EE.UU., India, Bangladesh o Nepal requerirán cantidades enormes de arena para recuperarse.
Por último los beneficios que reporta la extracción de arenas pueden llegar a fomentar la aparición de conflictos socio-políticos, en ocasiones violentos, como aparición de mafias de la arena o tensiones entre países vecinos por el tráfico y la extracción ilegal.