El filtro de las boquillas de las colillas acumula parte de los componentes nocivos del tabaco y los libera en contacto con el agua, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad. Se estima que una colilla puede tardar en descomponerse entre 8 y 12 años. Las soluciones a este fenómeno pasan por incrementar la sensibilización, las sanciones, los impuestos y la presión a estados y tabaqueras.
Pese a las campañas antitabaco existentes a nivel mundial, las cifras de fumadores no dejan de aumentar. Si en 1990 nos situábamos por encima de los 5 trillones de cigarrillos consumidos anualmente en el mundo, desde el año 2000 los valores se acercan paulatinamente a los 6 trillones, siendo China el mayor consumidor, seguido de la Unión Europea. De estos 6 trillones de cigarrillos, 4,5 son arrojados al medio ambiente con una gravísima repercusión en las calles, parques, ríos, bosques, praderas, y en el mar.
Así, los restos de cigarrillos constituyen la primera fuente de basura mundial, por delante de los envases de alimentos, botellas y bolsas de plástico. Ésta es una de las principales conclusiones del artículo de revisión “Contaminación ambiental por colillas de tabaco. El tabaco de cuarta mano”, presentado hoy por el Dr. José Ignacio de Granda-Orive, neumólogo y coordinador del área de tabaquismo de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), con motivo del Día Mundial de Medio Ambiente.
Contrariamente a lo que parece, el plástico no encabeza el ranquin de residuos vertidos al Medio Ambiente. En 2016, casi 800.000 voluntarios de un centenar de países (incluido España), reclutados por la ONG Ocean Conservancy, peinaron más de 40.000 km de costa y recogieron más de 8 millones de kg de basura en las playas. En su informe indican que, como venía sucediendo en los últimos 32 años, del total de desperdicios recogidos, fueron las colillas las que ocuparon el primer puesto (más de 2.1 millones), más del doble que las botellas de plástico (más de 1 millón), los envases de alimentos (cerca de 900.000) y los tapones de botellas de plástico (860.000). A nivel español, las diferencias son todavía mayores, ya que por cada trozo de poliestireno expandido se encontraron 6 boquillas de cigarrillo, o 18 colillas por cada botella de plástico. Durante esas 3 décadas de operaciones limpieza en todo el mundo, los voluntarios hallaron más de 64 millones de restos de cigarrillos.
Diferentes estimaciones cifran en un 30% el porcentaje de colillas respecto al total de residuos que se recogen a nivel mundial. En España no existen datos de la cantidad de colillas que se tiran al Medio Ambiente, pero, extrapolando lo que ocurre en otros países como Australia o Gran Bretaña, prácticamente el 60% de ellas son arrojadas al suelo.
La lenta degradación de una colilla
En los últimos 50 años, prácticamente el 100% de los cigarrillos que se venden llevan un filtro de acetato de celulosa. Ssegún explica el Dr. De Grande-Orive, «este componente es fotodegradable, pero no biodegradable, y aunque los rayos ultravioleta provenientes del sol pueden eventualmente romper el filtro en pequeas piezas en condiciones ideales del medio ambiente, el material fuente nunca desaparece; esencialmente se diluye en el agua y en el suelo».
De media, las colillas pierden un 37,8% de su masa inicial tras dos años de degradación, y se estima que pueden tardar en descomponerse totalmente entre 8 y 12 años. Mientras que el impacto de una sola colilla es escaso, hay que tener en cuenta que son unos 4,5 trillones de ellas lo que recibe cada año el medioambiente.
Toxicidad de las colillas de los cigarrillos
Ahora bien, el problema fundamental radica en la toxicidad que acumulan. El filtro de las colillas está diseñado para acumular los componentes del tacabo, incluidas las sustancias químicas más nocivas que son liberadas en contacto con el agua. Por tanto, cuando llegan a los ríos o incluso al mar, desprenden dichas sustancias, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad.
Numerosas son las sustancias existentes en las colillas: pesticidas (presentes en el filtro con potencial efecto tóxico sobre el medio pudiéndose bio-acumular en la cadena alimentaria humana), etil-fenol (utilizado como saborizante, se acumula en el filtro y presenta potencialidad letal), nicotina (tóxica para animales y humanos), mentol (utilizado como aditivo), dietilenglicol (utilizado como humectante), varios metales (Al, Ba, Cr, Cu, Fe, Mn, Ni, Pb, Sr, Ti y Zn), alquitrán y carcinógenos.
Diferentes son los trabajos realizados y publicados sobre la toxicidad de las colillas en animales, pero todos coinciden en sus efectos devastadores provocados, sobre todo, por los restos de cigarrillos fumados.