Un paralelepípedo de papel, plástico y aluminio que podía contener los alimentos líquidos sin que se echaran a perder: leche, zumo, sopas, purés. Sonaba a ciencia ficción a mediados del pasado siglo, pero Tetra Pak, una empresa sueca, desarrolló entre los años cincuenta y sesenta este innovador recipiente y revolucionó el sector del envasado. Desde entonces, el tetrabrik, también conocido simplemente como cartón, está presente en todas las cocinas.
¿QUÉ NECESITAS?
- Tetrabrik vacío
- Medias viejas o rotas
- Un retal, una prenda en desuso… (en este caso usamos una bata vieja)
- Cola blanca, un bote con agua y un pincel
- Tijeras, cúter, regla, tiza
Solo en 2015 cada español tiró al contenedor amarillo una media de 12,7 kilos de envases domésticos, entre los que se incluye este popular poliedro. Su reciclado es un asunto peliagudo: como consta de varias capas compuestas de diferentes materiales, estos han de ser tratados de forma diferenciada. Desde hace unos años varias compañías han logrado separar y regenerar eficientemente sus componentes, aunque no todos son reutilizables para fabricar un nuevo tetrabrik, como ocurre con algunas fibras extraídas del envase.
Su peculiar receta (75% papel, 20% plástico y 5% aluminio) implica que, a diferencia de lo que ocurre con otros envases como los de vidrio o algunos de plástico, cada vez que se fabrica un brikdesde cero haya que utilizar un porcentaje variable de materias primas nuevas. Las emisiones de CO2, aunque menores que en la producción de otros envases, también dejan huella ambiental. Su diseño y ligereza, por otra parte, contribuyen a ahorrar costes de transporte y distribución para las empresas.
Con esto, la próxima vez que te termines un cartón de leche y vayas a tirarlo a la basura, piensa antes en los usos alternativos que puedes darle para prolongar la vida de este peculiar envase.