Los Juegos Olímpicos, ¿es oro todo lo que reluce?

Quedan escasos días para conocer si finalmente Madrid será sede de los Juegos Olímpicos en 2020. Las Olimpiadas se presentan como una gran oportunidad para la ciudad, y también para el país, para salir delante de la crisis económica tan tremenda que estamos sufriendo, de hecho según algunos sería la salvación, pero….. ¿Es realmente así? ¿Son tan buenas las Olimpiadas como dicen que son?

ana botella

Los Juegos Olímpicos se presentan como un revulsivo económico para la ciudad de Madrid, pero también para la región. Ana Botella, alcaldesa de la capital, no ha parado de confirmar lo bien que le vendría a Madrid alojar las Olimpiadas en Madrid 2020 y de convencer a los ciudadanos del escaso coste que tendría sobre los ciudadanos, ya que la gran mayoría de las instalaciones están construidas…. Pero ¿Es esto así? Bien empecemos por el principio…

El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, señaló el bajo presupuesto público requerido para organizar los Juegos: 1.940 millones de dólares, uno de los más bajos de la historia olímpica.

Un estudio reciente de una consultora, y al que hace referencia García-Legaz, señala que el impacto de los Juegos sería de 5.000 millones de dólares, que se sumarían al PIB de España, además de 75.000 puestos de trabajo y un aumento del número de turistas estimado en 800.000 nuevos visitantes.

Cifras nada desdeñables e importantes si estas se llevarán a cabo. Según el dossier de la candidatura de Madrid, el presupuesto “COJO” asciende a 3.096 millones de dólares (2012), cerca de 2.300 millones de euros .El presupuesto no COJO sería el anunciado por García –Legaz, 1.940 millones de dólares, alrededor de 1.500 millones de euros.

Los Juegos Olímpicos de Montreal 76 se terminaron de pagar en 2006

El problema está en que en numerosas ocasiones nunca se ha cumplido el presupuesto inicial y éste se ha visto aumentando en una cuantía muy superior a la estimada. Veamos un ejemplo, el de Montreal 1976 que fueron unos de los Juegos Olímpicos más costosos. La construcción de buena parte de las instalaciones -incluyendo el estadio-, fue financiada con un impuesto sobre los cigarrillos vendidos en la provincia de Quebec. Este impuesto especial se siguió cobrando hasta diciembre de 2006, cuando las deudas contraídas se saldaron por completo, que  ascendieron a 1,5 miles de millones de dólares, según queda recogido en un artículo de CBC News.

Otro ejemplo más cercano es el de Grecia en  2004. Las Olimpiadas se presentaron una vez más como un revulsivo que pondría a la capital griega, Atenás, en el punto de mira internacional. Sin embargo su sobrecoste fue el doble del presupuesto original, casi 9,000 millones de euros, según se recoge en un artículo de CNN Expansión; una cifra que para muchos ha sido una de las causas de la crisis actual griega en la que está sumida el país.

Pero no todo van a ser noticias negativas, es cierto que los Juegos Olímpicos han servido a otras muchas ciudades para impulsarlas, como por ejemplo Barcelona 1992, que abrió a la ciudad al mar y la convirtió en un destino turístico mundial y se considera un buen ejemplo de una ciudad que supo rentabilizar la celebración de las Olimpiadas. El coste total de los Juegos de 1992 fue de 6.728 millones de euros, y su impacto económico fue de 18.678 millones. Quizá Madrid podría aprender y recoger las experiencias positivas del saber hacer de Barcelona 1992.

Si bien es cierto que existe una dinámica negativa, Madrid podría romperla. Primero habrá que esperar a las 22,30 horas (horas española) del 7 de septiembre para saber si Madrid será finalmente la encargada de albergar los Juegos Olímpicos en 2020 y si eso ocurre ver cómo se gestionan y si se van cumpliendo los presupuestos establecidos inicialmente.

Patricia Evangelio

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Angel Sánchez Carbonell
Ángel Sánchez Carbonell - Director de Crónica Norte. Desde hace 34 años dedicado profesionalmente a la información y entretenimiento (TVE, Onda Cero, Tele Cinco, COPE...) Pero ante todo: un enamorado de la geografía de la península Ibérica. Montañero y aficionado a la gastronomía y la enología. Cuando la vida me lo permite señalizo caminos naturales como Técnico de Senderos de la Escuela Española de Alta Montaña. (EEAM) Pero sobre todo me pierdo por ellos...

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