Los microcréditos son una buena opción para resolver una emergencia, por su naturaleza de préstamos de cantidades pequeñas a ser pagados por un lapso corto.
Los microcréditos exprés son un medio para conseguir dinero rápido con el objeto de resolver alguna eventualidad o emergencia. Por ejemplo, si se dañó una lavadora, el vehículo o se necesita con urgencia pagar la cuota de la universidad. Estos también son muy utilizados por los empresarios autónomos y los pymes, dado que al tener la posibilidad de obtener mini créditos al instante, sin pasar por todo el procedimiento y el conjunto de requisitos de un crédito bancario, tan desgastantes y tediosos, se estableció como una verdadera alternativa para la financiación de su negocio.
La principal forma de obtener este tipo de créditos es por internet, y la mayoría de las entidades que los ofrecen son confiables, ofrecen un buen servicio y cumplen con la legalidad vigente; sin embargo, este medio también puede ser vulnerado y puede ser una ventana abierta para los estafadores que quieran camuflarse en la red para embarcar al consumidor.
Una clave para evitar ser víctima de ese embauque, es verificar, a la hora de seleccionar la página de su preferencia, que sean miembros de AEMIP (La Asociación Española de Micropréstamo), ya que al estar inscrita allí deben cumplir con la legalidad y con el Código de Buenas Prácticas para proteger al consumidor.
Otra clave a la otra de solicitar el crédito es comprobar la apariencia de la página: debe estar en español (en el caso de España), en un idioma entendible y exacto, ya que a veces los estafadores son de otro país y tienen otro idioma así que la traducción no es exacta. La dirección de la página del prestamista debe ser HTTPS, y la barra de navegación debe tener un candado, demostrando que la conexión está cifrada mediante tecnología (SSL).
Se aconseja que al momento de solicitar el préstamo, si la empresa le pide que envíen algún tipo de dinero antes de la firma del contrato, se cierre la página y no se concluya la operación. Generalmente, el monto pedido por el estafador es menor a 400 euros, y los motivos son el pago del seguro, gastos de notario, tasa del país del supuesto prestamista, entre otros.
