Un avance pionero en la robótica infantil está a punto de transformar la vida de miles de niños con movilidad reducida. El proyecto EXPLORER, desarrollado por Marsi Bionics en colaboración con el CSIC y los principales hospitales de Madrid, ha presentado el primer exoesqueleto infantil de uso personal, permitiendo a los niños caminar en casa, en el colegio o en la calle.
Hasta ahora, los exoesqueletos pediátricos estaban reservados a hospitales y clínicas especializadas. Sin embargo, el nuevo prototipo de EXPLORER rompe esta barrera, permitiendo que los menores con dificultades motoras puedan desplazarse en entornos cotidianos con total autonomía. Este dispositivo está diseñado para evolucionar con el crecimiento del niño, abarcando edades de entre 2 y 17 años, lo que lo convierte en una solución a largo plazo para mejorar la calidad de vida.
El exoesqueleto incorpora cuatro motores que replican el movimiento natural del músculo, con dos modos de funcionamiento: uno que refuerza la intención de movimiento del usuario y otro automático que mantiene un desplazamiento constante. Además, cuenta con un innovador asiento automático integrado, que lo convierte en una silla de descanso para mayor comodidad.
La investigación y la inversión pública, claves en su desarrollo
Este ambicioso proyecto es fruto de la colaboración entre Marsi Bionics, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y cuatro hospitales de referencia en Madrid (La Paz, 12 de Octubre, Niño Jesús y Gregorio Marañón), con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través del PERTE para la Salud de Vanguardia.
La financiación ha sido determinante para hacerlo realidad. EXPLORER ha contado con una inversión total de 2,2 millones de euros procedentes de los Fondos Europeos Next Generation EU. El reparto ha sido clave para su desarrollo:
- Marsi Bionics recibió 903.313 euros del CDTI.
- El CSIC obtuvo 789.303 euros del Instituto de Salud Carlos III.
- Los hospitales del SERMAS contaron con 664.072 euros para investigación clínica.
Según Raquel Yotti, comisionada del PERTE para la Salud de Vanguardia, este tipo de iniciativas no solo mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, sino que impulsan el desarrollo del sector sanitario y fomentan el crecimiento económico.

El papel fundamental del CSIC y los hospitales madrileños
El CSIC, con un equipo de 15 investigadores del Centro de Automática y Robótica (CAR-CSIC-UPM), ha desempeñado un papel clave en el diseño y validación del prototipo. Eloísa del Pino, presidenta del CSIC, ha destacado que este proyecto es un ejemplo del impacto positivo de la ciencia en la sociedad:
«La colaboración entre el CSIC y Marsi Bionics demuestra cómo la tecnología puede generar soluciones innovadoras con un impacto real en la vida de las personas».
Por su parte, los cuatro hospitales madrileños han sido esenciales en la fase de ensayos clínicos. Casi 50 familias han participado en sesiones de prueba para evaluar la seguridad y eficacia del dispositivo. Olga Arroyo, jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Gregorio Marañón, ha subrayado la importancia de acercar esta tecnología al entorno cotidiano de los niños, favoreciendo su inclusión en la sociedad.
Un futuro prometedor: comercialización y accesibilidad
Aunque el exoesqueleto todavía está en fase de prototipo y pendiente del marcado CE, se espera que pronto pueda estar disponible para las familias. Su uso en exteriores no solo contribuirá a la rehabilitación de los menores, sino que también facilitará su integración en actividades diarias como jugar en el parque, acudir al colegio o desplazarse con autonomía en entornos urbanos.
Elena García Armada, CEO de Marsi Bionics, ha resaltado que la tecnología solo tiene impacto real si es accesible:
«Para que la innovación transforme vidas, es fundamental el apoyo y la financiación pública. No podemos dejar fuera avances que podrían cambiar el mundo».
Con EXPLORER, la robótica aplicada a la salud da un salto sin precedentes, llevando la movilidad asistida más allá de los hospitales y mejorando la calidad de vida de los niños con dificultades motoras. Este hito representa una esperanza tangible para muchas familias que hasta ahora dependían exclusivamente de terapias clínicas para mejorar la movilidad de sus hijos.