‘La primavera, la sangre altera’. Lo dice el refranero pero, parece que la estación de las flores revoluciona otros factores en el organismo, como la serotonina, una hormona que regula el estrés, el sueño, el apetito o la presión.
El comportamiento humano, entre otras cuestiones, depende de la cantidad de luz que el cuerpo recibe a lo largo del día. Por este motivo, parece que los meses en los que aumenta la tristeza, la depresión y los bajos estados de ánimos son los de otoño e invierno, cuando el sol se acuesta antes. Sin embargo, cuando llega la primavera y, también, en el verano, la serotonina se condiciona a la luz que recibe del organismo, lo que conlleva un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo sexual, producto de las concentraciones de este neurotransmisor en el cerebro.
¿Cómo aumentar sus niveles?
La primavera parece ser un factor influyente en la serotonina, pero ¿qué otras alternativas permiten un nivel óptimo en el cerebro humano? Los especialistas señalan que consumiendo triptófano, que es un aminoácido esencial en la nutrición humana que promueve la liberación del neurotransmisor.
Alimentos ricos en triptófano son, por ejemplo, el pollo o el chocolate, aunque en general los niveles de serotonina en el organismo dependen de los niveles de azúcar en la sangre, y éstos pueden aumentarse también consumiendo, por ejemplo, harinas, que tienen un alto contenido en azúcar y, por tanto, pueden sustituir la tristeza, la angustia y el nerviosismo por alegría, sedación y felicidad.
Por otro lado, los niveles de serotonina también aumentan con el ejercicio físico, la vida al aire libre o las bebidas azucaradas. Con unos niveles óptimos se duerme mejor -la serotonina regula el reloj interno del organismo- y también se tiene mejor memoria, porque este neurotransmisor ayuda a concentrarse y a recordar.
Entre las principales funciones de la serotonina está la de regular el apetito mediante la saciedad, equilibrar el deseo sexual, controlar la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas. Además, interviene en otros conocidos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que están relacionados con la angustia, ansiedad, miedo, agresividad, así como los problemas alimenticios.
Y más…
El estrés, los niveles de azúcar en sangre y los cambios hormonales, sobre todo en los estrógenos, son algunas de las causas por las que serotonina se ve alterada.
Los niveles bajos de serotonina, pueden asociarse a desequilibrios de tipo mental como pueden ser la esquizofrenia, el autismo infantil, el trastorno obsesivo compulsivo, la hiperactividad infantil, la depresión o los estados de agresividad pero, también, por ejemplo, se asocia a la aparición de los fuertes dolores de cabeza o las migrañas.
Por el contrario, cuando se produce un aumento de serotonina en los circuitos nerviosos se hacen patentes sensaciones contrarias: bienestar, relajación, mayor autoestima y concentración.
Destacar, asimismo, que la serotonina se puede medir a través de la sangre, aunque no se obtendrá mucha información, debido a que el cerebro y el resto del cuerpo se encuentran separados por la barrera hemato-encefálica, una especie de pantalla que no permite el paso de cualquier sustancia al cerebro. Por este motivo el cerebro fabrica sus propios neurotransmisores.
En conclusión, el incremento de serotonina en el organismo se nota al llegar la primavera y mucho tiene que ver la luz y el sol tan propio de esta época del año, que no solo trae consigo las alergias.
Las temidas alergias
Uno de los factores más temidos propia de esta estación del año son las alergias que, comúnmente se manifiestan en la persona que la padece mediante urticarias, obstrucciones respiratorias, asma… ect.
En 1.500 cifran los especialistas o alergólogos las sustancias que pueden actuar como enemigas y, por lo tanto, posibles causantes de esta dolencia. El término alergia, apócope de las palabras griegas allos (diferente) y ergon (reacción), fue acuñado en 1906 por el pediatra austriaco Clemens Von Pirquetpara.
Para los expertos, una persona alérgica es aquella que reacciona de forma «distinta», patológica, frente a sustancias que son perfectamente tolerables por otros; tal reacción puede producir una alteración en cualquier órgano de su cuerpo.
La alergia, en suma, es una hipersensibilidad, una respuesta anómala del organismo que se manifiesta en la piel, el aparato respiratorio o en el digestivo ocasionando auténticas sintomatologías clínicas.
Ya puedes leer el número de abril de Crónica Norte: http://www.calameo.com/read/0000021175c0266d39b48