La Sala Baluarte prorroga su exposición hasta el próximo 12 de febrero, con una muestra de los pintores Javier Lledó, Nito Pereiro, Ofelia Ontiveros y Pilar Quirós, ganadores del Premio Sala Baluarte, concedido por la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) en el 85 Salón de Otoño de Madrid. Un galardón que consiste en una exposición de sus propuestas artísticas en la Sala Baluarte de Tres Cantos.
El Salón de Otoño de la Asociación Española de Pintores y Escultores, es el acontecimiento que marca la tendencia artística de la ciudad de Madrid. Este año, con la celebración de su 86 edición, se configura como una de las convocatorias artísticas más antiguas de las que se celebran en nuestro país.
El jurado, formado por especialistas de reconocido renombre quiso recuperar los orígenes y el espíritu de los primeros Salones de Otoño, en el que eran los artistas quienes estimaban sobre las obras de otros artistas.
Obras de artistas muy personales
“La muestra recoge las obras de cuatro pintores muy personales en su forma de trabajar variedad, de concebir tanto en temas como en técnica y elecciones de motivos” ha señalado la concejal de Cultura Elisa Lida Miguel.
Los amantes de la pintura podrán disfrutar de los retratos de Nito Pereiro; de los sentimientos plasmados en los lienzos de Ofelia Ontiveros; de los juegos de dimensiones del pintor y escultor Javier Lledó y de la pasión y emoción que transmiten los paisajes, gentes y costumbres de Pilar Quirós.
Nito Pereiro
“Vivir para crear, pintar para sentir y… en cada pincelada, un hallazgo”.
Ofelia Ontiveros
“Tanto en la obra figurativa como en la abstracta, el resultado es una composición de tensiones y resoluciones, de equilibrios y desequilibrios, de coherencia rítmica en una unidad continua. De esta forma intento plasmar vivencias, recuerdos y experiencias que afloran en la memoria y condicionan la vida de cualquier persona y que son inherentes a ella”.
Pilar Quirós
“Mi iniciación académica y profesional en el arte no ha sido el resultado de una carrera preconcebida ni planificada desde mi niñez, sino la consecuencia natural de un largo proceso que primero me llevó a convivir con la pintura de manera inconsciente –casi con indiferencia-, luego a reconocerla y admirarla y, por último, a practicarla con pasión como lo vengo haciendo en estos últimos años”.
Javier Lledó
“No siempre que hago una escultura, pero casi siempre, hay en ella un lienzo. Y está ahí hasta tal punto, que la tridimensionalidad tiene mucho de bidimensionalidad y todo es juego y disfrute. Libertad. O así me gusta creer que son estos “objetos” que quedarán en el mundo después de mí. Abiertos, haciéndose, cada vez que alguien los mira… y los piensa”.