Las lecciones éticas de la dimisión de Juan Lobato

Editorial:

La dimisión de Juan Lobato como secretario general del PSOE de Madrid es un golpe directo al desolador panorama político español. En un contexto donde la ambición personal y el servilismo a la cúpula parecen la única vía para sobrevivir, Lobato decidió apartarse. No sé si a tiempo, porque el desenlace se veía venir… ¿Por qué? Porque no quiso ser cómplice de la dinámica tóxica que hoy define a la política: la destrucción del adversario a cualquier coste.

Lobato lo dejó claro: «No creo en la destrucción del adversario». Suena casi naif, pero en la política de hoy, es un acto revolucionario. Él quiso hacer política con respeto y coherencia, algo que lo puso en la mira de quienes solo entienden la sumisión a las altas esferas. Mientras otros buscan el poder a toda costa, Lobato elige el respeto. Y así, abandona, antes de volverse, una marioneta más al servicio de la Moncloa.

Una persona normal…

Para quienes le hemos conocido de cerca, Juan Lobato es mucho más que un político, es una buena persona. La educación y la amabilidad han sido constantes en su trato, incluso en momentos difíciles, lo cual es un reflejo del ser humano que está detrás del cargo. Su carta no es una simple despedida; es un manifiesto sobre el tipo de política que debería inspirar a quienes realmente aspiran a servir a la sociedad: la que no aplasta, la que no deshumaniza, la que no desvía el objetivo de hacer la vida mejor para todos y todas. Pero Juan se metió en la boca del lobo, ya que la batalla de Madrid es la batalla de toda la nación, y no se puede ser general en esta plaza sin ser el mejor vasallo del emperador.

Hoy, en su despedida, Juan Lobato se mantiene fiel a sí mismo y nos recuerda que otro tipo de política es posible. Una que no ataca, que no destruye, que no elimina al contrario, sino que trata de convencerlo y construir junto a él. Quizás su adiós sea una oportunidad perdida para Madrid, pero también es un faro para todos aquellos que no quieren resignarse a ser solo espectadores de esta sociedad.

…Y ahora, ¿quién?, porque el qué, parece claro.

El PSOE de Madrid tiene ahora un problema grave. No solo ha perdido a un líder que priorizaba los principios y la dignidad, sino que enfrenta la necesidad de alinearse ciegamente con el poder central si no quiere más deserciones como la de Lobato. Es evidente: quien no sigue la línea impuesta, se va. Y quien llegue, tendrá que elegir entre la lealtad a los ideales o al jefe supremo.

La realidad es que no sabemos si la salida de Lobato hará reflexionar al partido, pero sí sabemos que deja una lección clara: la política no tiene por qué ser un lodazal de mezquindades. Hoy, Lobato se va, pero su mensaje perdura. Su dimisión es una advertencia y un reto: o cambiamos el juego, o seguiremos perdiendo a los pocos que aún creen en la política con alma.

Gracias, Juan Lobato, por recordarnos que no todo vale. Por mostrar que la política puede ser decente, aunque eso cueste el cargo. Queda en manos de los ciudadanos y militantes exigir una política que no esté dominada por la sumisión y la mediocridad.

Mi respeto a Juan Lobato, que se despide con una máxima que comparto: “Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente”.

Ángel Sánchez Carbonell / Editor de Crónica Norte

Angel Sánchez Carbonell
Angel Sánchez Carbonell
Ángel Sánchez Carbonell - Director de Crónica Norte. Desde hace 34 años dedicado profesionalmente a la información y entretenimiento (TVE, Onda Cero, Tele Cinco, COPE...) Pero ante todo: un enamorado de la geografía de la península Ibérica. Montañero y aficionado a la gastronomía y la enología. Cuando la vida me lo permite señalizo caminos naturales como Técnico de Senderos de la Escuela Española de Alta Montaña. (EEAM) Pero sobre todo me pierdo por ellos...

6 COMENTARIOS

  1. Le felicito por este artículo, ha sabido dibujar con precisión y elegancia tanto la situación actual, el retrato humano y político de Juan y la lectura que muchos ciudadanos y ciudadanas estamos haciéndonos de lo que debería ser en realidad la política. Era lectora casual de Crónica, pero me ha enganchado su visión.

  2. desafortunadamente eso es lo que prima en el PSOE DESDE HACE MUCHOS AÑOS, el servilismo al poder, establecido, lo he vivido muy de cerca
    y la sensación o realidad de que muchos militantes deben de creer que contra peor sea uno más suerte tendrá para llegar a lo que pretende y por desgracia a veces lo consigue, » un futuro oscuro nos espera»

  3. es un paso de honestidad, pero continua como diputado y senador, como dirían unos ciudadanos la pela es la pela,

  4. Muchos militantes estamos avergonzados de la deriva que lleva el partido en estos últimos años. Esto ha pasado de castaño oscuro. Resulta paradójico que Moncloa derribe a Lobato, ¿El enemigo político no era Ayuso? ¿O Ayuso es solo la válvula de escape de los peperos?

  5. Creo firmemente con toda mi lealtad a mi partido,que el eliminar a Lobato lo vamos a pagar caro y lo siento mucho por el y por el partido.

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