Cumplir el sueño de un niño enfermo crónico o con mal pronóstico ayuda a mejorar su estdao físico y emocional, según los resultados del I Estudio sobre el efecto de las emociones positivas en niños enfermos.
Esta investigación, promovida por la Fundación Pequeño Deseo con el apoyo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, de un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid y financiado por la Fundación Lafourcade Ponce, tenía como objetivo alejar a estos niños de la tensión emocional que viven diariamente por la enfermedad y los tratamientos y, a su vez, proporcionar un estímulo que les animase a seguir luchando.
Para llevar a cabo el estudio se seleccionaron –según los criterios de los médicos– a cien niños enfermos crónicos o de mal pronóstico con edades comprendidas entre los 5 y los 18 años a los que se dividió en dos grupos: uno experimental compuesto por 30 chicos y 20 chicas con una edad media de 10 años; y otro en lista de espera con las mismas características.
Todos ellos pertenecían a los hospitales madrileños de Ramón y Cajal, La Paz, Niño Jesús y Gregorio Marañón y, el 72% tenía cáncer, el 13% necesitaba un trasplante y el 15% padecían otras patologías. Asimismo, participaron también 38 padres y 85 madres.
Algunos de los sueños realizados fueron comer angulas con un famoso, ser policía por un día, nadar con delfines, tirarse en paracaídas, ir a la peluquería, a La Moncloa, al Estado Santiago Bernabeu o a un hotel con todo incluido.
Mejora significativa
En concreto, en el día en el que se cumplía el deseo, los niños aumentaron su bienestar, confianza, esperanza, calma y disminuyeron sus emociones negativas como la fatiga, la hostilidad y la soledad. Además, los padres vieron aumentadas su gratitud y su confianza y tuvieron un descenso en la depresión, fatiga u hostilidad que llevaban experimentando desde el comienzo de la enfermedad del hijo.
Al cumplirse las tres semanas, tanto los niños como los padres tuvieron también una mejoría a nivel psicológico y emocional. Especialmente, el 97% de los niños y el cien por cien de los padres y madres reconocían que el recuerdo de esa experiencia les ayudaba a animarse en los malos momentos y, el 94% aseguraba que les había ayudado a olvidarse de la enfermedad y del hospital por un día.
Asimismo, estas actitudes se mantuvieron también pasados los siete meses, incluso los médicos informaron de una mejoría en el estado del salud en un 62% de los niños –respecto al grupo que no se había sometido a esta experiencia–, y en un 79% del estado emocional. En este sentido, el porcentaje de los niños que aseguraban que este recuerdo les servía para animarse en los malos momentos pasó a ser de un 97% y de un cien por cien para sus familias.