El Consejo de Administración de Crea Madrid Nuevo Norte (CreaMNN) ha oficializado el nombramiento de José Ignacio Morales Plaza como nuevo consejero delegado. Esta decisión no es casual; responde a la necesidad de contar con un perfil técnico y financiero sólido justo cuando el proyecto abandona los despachos para trasladarse al terreno.
Tras años de trámites y planificación, la compañía entra ahora en lo que denominan una «nueva y decisiva etapa». El objetivo principal de Morales será supervisar el arranque de las obras de urbanización, las cuales están programadas para comenzar oficialmente durante la primera mitad del año 2026.
Experiencia en el sector para un reto de gran escala
La elección de José Ignacio Morales busca aportar seguridad a una inversión de dimensiones extraordinarias. El nuevo directivo no es un recién llegado al mundo del ladrillo y la gestión de suelos. Hasta su nombramiento, lideraba un fondo especializado en financiación inmobiliaria y, anteriormente, ocupó el cargo de consejero delegado en la promotora residencial Vía Célere. Su trayectoria se extiende también a los sectores de la ingeniería y las finanzas, tanto en el ámbito nacional como internacional.
Desde el punto de vista académico, Morales es doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y posee un Executive MBA por el IESE. Además, mantiene un pie en el ámbito educativo como profesor en diversas escuelas de negocios. Según ha explicado el presidente de CreaMNN, Álvaro Aresti, esta mezcla de conocimientos es fundamental: “Estamos convencidos de que la experiencia de José Ignacio, sus conocimientos financieros y su amplia visión del proceso de transformación de suelo y del ciclo inmobiliario van a ser determinantes para que la compañía afronte con éxito esta nueva y exigente etapa”.

Más que oficinas: un barrio pensado para vivir
Madrid Nuevo Norte no pretende ser únicamente un centro de negocios frío y desierto al caer el sol. El plan se asienta sobre la regeneración urbana, utilizando los antiguos terrenos ferroviarios para coser barrios que históricamente han estado separados por las vías del tren. El diseño contempla un modelo donde las personas son el centro, priorizando el transporte público y la creación de extensas zonas verdes.
La magnitud del proyecto se refleja en sus cifras: se actuará sobre más de 2,3 millones de metros cuadrados de suelo. Lo más relevante para quienes buscan un hogar es la previsión de construir alrededor de 10.500 viviendas. Un dato clave para el futuro mercado inmobiliario de Madrid es que el 38% de estos inmuebles serán gestionados directamente por el Ayuntamiento de Madrid, lo que abre la puerta a una oferta pública significativa en una zona de alta demanda.
El impacto en la economía y el día a día de Madrid
El proyecto se sustenta en una estrecha colaboración público-privada que ha logrado un amplio consenso entre instituciones y partidos políticos. El corazón de toda esta actividad será la renovación total de la estación de Madrid-Chamartín-Clara Campoamor, que se convertirá en el motor de movilidad de este nuevo distrito. Alrededor de ella, se levantará un centro de negocios de proyección internacional diseñado para competir con las grandes capitales europeas en la atracción de talento e inversiones.
Sin embargo, para que el entorno sea dinámico y seguro, se ha apostado por el uso mixto del suelo. Esto significa que convivirán oficinas con comercios, centros de salud, colegios y viviendas, garantizando que haya actividad a todas horas y no se convierta en una zona muerta durante los fines de semana. La intención es crear un barrio tecnológico y sostenible, pero sobre todo, habitable para los ciudadanos.
Un compromiso con el futuro de la capital
La incorporación de Morales se enmarca en la estrategia de consolidar el proyecto tanto técnica como económicamente. Álvaro Aresti ha sido claro al respecto, señalando que el fin último es “hacer realidad esta actuación urbanística clave para el futuro de Madrid”. Con más de 1,6 millones de metros cuadrados destinados a actividades terciarias (oficinas y servicios) y más de un millón a uso residencial, el reto de gestión es mayúsculo.











