Recuperar el cielo nocturno de la sierra de Guadarrama

El impacto de la iluminación artificial sobre el medio ambiente se ha convertido en una preocupación de alcance mundial por sus efectos negativos sobre la biodiversidad, el paisaje natural e incluso la salud humana. Entre los grandes problemas que afectan a la sierra de Guadarrama como espacio natural protegido, quizá éste sea el menos debatido dentro del ámbito de la conservación.

(c) Kike
(c) Kike

La contaminación lumínica en la Comunidad de Madrid se ha incrementado en un cincuenta por ciento durante la última década, un dato que es el resultado del tremendo crecimiento urbano en toda la región durante los años del boom de la construcción.

Según investigadores del Departamento de Astrofísica y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid, desde las calles de la capital de España se podrían ver más de siete mil estrellas en condiciones de ausencia de contaminación lumínica, pero apenas se divisan con claridad medio centenar.

Madrid es la capital de la Unión Europea que extiende su halo luminoso contaminante a más largas distancias, y la primera víctima de ello es la sierra de Guadarrama con todos sus espacios naturales protegidos, con su biodiversidad, sus paisajes y su enorme carga cultural.

La importancia de la oscuridad

La contaminación lumínica nos está privando a los habitantes del planeta de una costumbre milenaria y profundamente enraizada en nuestro subconsciente cultural, como es la contemplación del firmamento durante la noche, un derecho universal reconocido por la UNESCO en la Carta de los Derechos de las Generaciones Futuras. Uno de los indicadores que suelen usarse para medir esta pérdida es la capacidad de ver la Vía Láctea, la tenue pero inmensa estela de nuestra galaxia formada por miles de millones de estrellas, con la que se orientaban los peregrinos medievales de toda Europa en su camino hacia Santiago.

(c) Sergio
(c) Sergio

En España cerca del setenta por ciento de la población ha perdido ya la posibilidad de ver la Vía Láctea desde sus lugares de residencia, y en el caso concreto de Madrid, la capital europea más contaminante, hay que recorrer casi ochenta kilómetros fuera de la ciudad para verla, mientras que en Berlín, la que menos contaminación lumínica emite a la atmósfera, sólo hay que alejarse una treintena.

La oscuridad de la noche es necesaria como como parte fundamental de la vida al estar regulados los ciclos biológicos, tanto del ser humano como de los animales y plantas silvestres, por la alternancia de la luz y la oscuridad. Gran parte de las especies de fauna, en especial los mamíferos que cazan y buscan su alimento a partir del crepúsculo, llevan a cabo su actividad vital principalmente de noche.

Innumerables estudios científicos realizados en todo el mundo han demostrado los efectos dañinos de la iluminación artificial sobre muchas especies de plantas silvestres, sobre todo aquellas cuyas flores se abren durante la noche y cuya polinización depende de algunas especies de insectos nocturnos. Estos daños afectan también a las aves migratorias, que se orientan por medio de las estrellas, pero muy especialmente a las rapaces nocturnas, que encuentran graves dificultades para cazar en espacios con exceso de iluminación artificial; también a los murciélagos, cuyas colonias quedan aisladas unas de otras por las barreras luminosas que forman las carreteras, y sobre todo a los insectos, especialmente a los lepidópteros o mariposas, de las cuales más del noventa por ciento son de costumbres nocturnas.

En el caso de las luciérnagas o gusanos de luz (Lampyris noctiluca), tan entrañables y características de nuestro entorno serrano, se sabe que la progresiva desaparición de esta y otras especies similares en toda Europa está causada principalmente por la contaminación lumínica procedente de las urbanizaciones en expansión, que impiden a los machos encontrar a las hembras entre los numerosos puntos de luz que van proliferando sin control en el medio natural.           

(c) Astromadrid
(c) Astromadrid

El problema en la Sierra de Guadarrama

No hay más que cruzar la sierra por el puerto de Guadarrama viniendo desde el norte para apreciar de un simple golpe de vista el brutal impacto de la contaminación lumínica en el piedemonte madrileño, que llega a ascender en avanzadilla hasta la misma divisoria del puerto de Navacerrada, y aún más arriba hasta la misma cumbre de las Guarramillas, desafiando con descaro en la otra vertiente el gran reducto de oscuridad formado por los pinares de Valsaín. En la vertiente segoviana el problema adquiere especial gravedad en el entorno de la localidad de El Espinar, sobre todo alrededor de la urbanización de Los Ángeles de San Rafael, y en la ciudad de Segovia.

La pérdida de calidad del cielo nocturno es patente incluso en lugares considerados ideales hasta hace poco para la observación del firmamento, como es el puerto de la Morcuera, desde donde se aprecia perfectamente cómo el halo luminoso de la ciudad de Segovia ya desborda desafiante la alta mole de Peñalara.

La solución: Iluminación inteligente

Para recuperar el gran patrimonio perdido de los cielos nocturnos del Guadarrama no hace falta dejar nuestros pueblos a oscuras. Basta con zonificar las áreas urbanas según sus necesidades de iluminación y su proximidad a los espacios protegidos, adoptando después sistemas inteligentes de alumbrado público que detectan la presencia de personas y vehículos para proporcionar en cada caso la intensidad de luz más adecuada y mantener el resto del tiempo el nivel mínimo de iluminación. Además, es fundamental emplear el tipo adecuado de fuentes de luz.

El físico y experto en luminotecnia Carlos Herranz Dorremoechea, presidente de la Asociación contra la Contaminación Lumínica «Cielo Oscuro», insiste en la oportunidad que supone todo proyecto de mejora de la iluminación exterior pública y privada con fines de ahorro energético para recuperar la calidad del cielo nocturno en beneficio de la salud, la biodiversidad y la posibilidad de contemplación del firmamento en el ámbito rural y en los alrededores de los espacios naturales protegidos. La descontaminación lumínica del entorno, según asegura, sólo será posible bajo tres criterios básicos: no emitir luz por encima del plano horizontal, no sobreiluminar el suelo, y evitar la luz blanca con el empleo de una temperatura de color inferior a 3.000 grados Kelvin.

Estas medidas deben ser complementadas con la aprobación de ordenanzas municipales de alumbrado exterior cuyo objetivo sea conseguir una iluminación eficiente, sostenible y respetuosa con un entorno tan frágil como el de la sierra de Guadarrama.

Iniciando el debate: las Jornadas sobre Contaminación Lumínica en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

Es necesario abrir un debate serio y continuado sobre el problema de la contaminación lumínica en la sierra de Guadarrama. Por ello, la Concejalía de Medio Ambiente y Urbanismo del Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra ha organizado, en colaboración con el Departamento de Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid y la dirección del Parque Nacional, las I Jornadas sobre Contaminación Lumínica en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que se celebrarán el próximo 4 de junio en La Cristalera. 

En este importante acto participarán cinco de los más acreditados expertos del país sobre contaminación lumínica y los distintos problemas que plantea: María Ángeles Rol de Lama, profesora de Fisiología de la Universidad de Murcia, hablará de la incidencia de la contaminación lumínica en la salud humana; Joaquín Baixeras Almela, profesor de Zoología de la Universidad de Valencia, lo hará sobre los efectos de la contaminación lumínica en la biodiversidad; Josep María Ollé Martorell, profesor de Luminotecnia de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, nos desvelará las claves para iluminar las poblaciones en el entorno de los espacios naturales protegidos; y por último, Jaime Zamorano Calvo, profesor de Astrofísica en la Universidad Complutense de Madrid, dedicará su intervención a hablar sobre la monitorización de la contaminación lumínica, con la idea de implantar una red de estaciones de medición que permita hacer un seguimiento de su evolución en el entorno de la sierra de Guadarrama, cuestión que hoy viene muy al caso tras la reciente presentación del proyecto GuMNet. Con vistas a la proyectada sustitución de nuestro obsoleto sistema de iluminación actual por otro inteligente que nos ayude a reducir de forma drástica las emisiones de luz a la atmósfera, en Miraflores de la Sierra acabamos de instalar dos pequeñas estaciones medidoras de contaminación lumínica, cuyos datos se transmiten vía Internet y se monitorizan en el Departamento de Astrofísica y Ciencias de la Átmosfera de la UCM, centro de investigación comprometido desde hace muchos años en la defensa del cielo oscuro. La Jornada concluirá con un recorrido nocturno por los mismos lugares en los que Vicente Aleixandre se recreaba con la contemplación de las estrellas, durante el cual se explicará el mapa del firmamento con la ayuda de varios telescopios instalados a lo largo del itinerario y de las explicaciones del astrónomo Jesús Gallego Maestro, profesor del Departamento de Astrofísica de la UCM.

Más información en http://juliovias.blogspot.com.es/2016/05/un-compromiso-ineludible-recuperar-los.html#more

Angel Sánchez Carbonell
Ángel Sánchez Carbonell - Director de Crónica Norte. Desde hace 34 años dedicado profesionalmente a la información y entretenimiento (TVE, Onda Cero, Tele Cinco, COPE...) Pero ante todo: un enamorado de la geografía de la península Ibérica. Montañero y aficionado a la gastronomía y la enología. Cuando la vida me lo permite señalizo caminos naturales como Técnico de Senderos de la Escuela Española de Alta Montaña. (EEAM) Pero sobre todo me pierdo por ellos...

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