La Comunidad de Madrid resalta la imperativa adherencia a la normativa ambiental en las prácticas micológicas, especialmente en esta época otoñal que marca el apogeo de la recolección de setas. A cargo de la supervisión de dicha regulación está el Cuerpo de Agentes Forestales regional, que realiza controles meticulosos en cuanto a las especies recolectadas, su peso y el lugar de recolección para garantizar una explotación sostenible de este recurso natural. En caso de incumplimiento, se procederá al decomiso de las setas y a las denuncias correspondientes.
La Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, mediante la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal, brinda una serie de recomendaciones esenciales. Se subraya la importancia de asegurar que la recolección se realice en montes públicos, debidamente señalizados, o, en caso de fincas privadas, contar con el consentimiento del propietario.
En el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, la regulación micológica es específica, prohibiendo la recolección en terrenos forestales sin un plan de aprovechamiento micológico aprobado. Este año, se ha extendido la regulación a los municipios de Miraflores de la Sierra y Lozoya del Valle, además de Rascafría, requiriendo una licencia municipal para la recolección en estos lugares.
El Gobierno autonómico advierte sobre los riesgos de recolectar setas sin el conocimiento adecuado de las especies. La región alberga una variedad de hongos, algunos de los cuales son tóxicos y pueden resultar mortales. Es crucial recolectar solo aquellos de los que se tenga certeza de que son comestibles, y en caso de duda, consultar a un experto. Ante una posible intoxicación, es vital acudir a un centro sanitario con una muestra de la seta ingerida, evitando consumir todas las recolectadas y conservando algunas por al menos tres días, dado que sus efectos adversos pueden manifestarse hasta 72 horas después de la ingestión.
Indicaciones para la recolección:
En la Comunidad de Madrid, se pueden encontrar especies muy valoradas como el champiñón silvestre, los níscalos, las setas de cardo o el boletus. Entre las más peligrosas se encuentra la amanita phalloides, cuya ingesta puede ser fatal. Otras especies tóxicas incluyen la marasmius y la amanita muscaria o matamoscas, siendo esta última también alucinógena.
Es imperativo seguir la normativa, transitar con vehículos solo por zonas permitidas, no obstruir caminos y verificar que no haya actividades cinegéticas en curso en la zona. Los agentes forestales enfatizan que las setas deben ser cortadas y no arrancadas para permitir su rebrote, y es esencial transportarlas en una cesta que permita la liberación de sus esporas, evitando recipientes cerrados o bolsas de plástico que puedan dañar los ejemplares recolectados.
