Una caja, café, silicona y arena pueden explicar los terremotos que se producen por el choque de placas tectónicas

Un equipo de geólogos ha comprobado cómo funcionan los terremotos del noroeste de la Península ibérica simulando las condiciones bajo tierra con una caja de silicona, fina arena y café molido.

La aproximación de las placas tectónicas provoca terremotos como los de este año en Granada, pero en el otro extremo de la Península son las fracturas y fluidos de la corteza terrestre los que generan movimientos sísmicos, como los registrados en Lugo y Zamora. 

Para resolver el problema, geólogos de las universidades de León, Rey Juan Carlos y Complutense de Madrid han ideado un original modelo que simula lo que ha ocurrido bajo ese territorio.

Silicona, arena y café

Estos geólogos han ideado un original modelo que simula lo que ha ocurrido bajo ese territorio con la ayuda de una caja en la que depositan tres elementos: silicona para representar la corteza inferior y media (20 km=2 cm), arena blanca coloreada por capas como corteza superior (15 km= 1,5 cm) y partículas de café espolvoreadas por encima para seguir sus movimientos. Una de las paredes de esta caja es móvil.

A medida que en la caja generamos una deformación como la que ocurrió durante la orogenia alpina, registramos todo lo que sucede mediante un escáner láser, y así obtenemos un modelo digital para analizar la topografía y los cambios que se producen en el relieve”, explica uno los autores, Javier Fernández Lozano, de la Universidad de León.

El equipo, que publica su estudio en la revista Tectonics, utiliza un algoritmo matemático para medir los desplazamientos que generan las fracturas sobre la superficie del modelo. De esta forma se puede observar dónde se concentran las deformaciones y, por tanto, dónde es más probable que se produzcan terremotos.

Un nuevo yacimiento se puede estar gestando bajo Catilla y León

Según el estudio, su origen está en la presencia de fluidos que circulan a grandes profundidades y con elevados gradientes térmicos, lo que facilita la rotura de las fracturas en la corteza e incrementa así la actividad sísmica en determinadas zonas del noroeste peninsular.

Este fenómeno explicaría las importantes variaciones de sismicidad observadas en el extremo occidental de la Cordillera Cantábrica y los Montes Galaico-Leoneses, en la llamada zona de transición frágil-dúctil(donde las rocas de la corteza terrestre pasan de ser más duras y frágiles a más maleables al elevarse la temperatura con la profundidad)”, detalla Fernández Lozano, “y en esa zona el aumento de la presión de los poros facilita la apertura de las fracturas y la circulación de los fluidos calientes, reduciendo la resistencia de la corteza y la profundidad a la que se producen los terremotos”.

Además, el geólogo destaca que este estudio tiene implicaciones importantes sobre la formación de los yacimientos auríferos en el noroeste de España: “Las fracturas actúan como válvulas de escape de los fluidos calientes, y cuando su presión sobrepasa un determinado umbral, la roca se rompe y circulan hacia zonas someras donde precipitan elementos minerales de gran interés, como el oro, el estaño y el wolframio”.

Por tanto, con los nuevos terremotos se abre la posibilidad de que un nuevo yacimiento se pueda estar gestando bajo esas zonas de Castilla y León y Galicia, es decir, yacimientos primarios (donde el mineral se forma en las fracturas de la roca madre) tan importantes como los que luego, por transporte y sedimentación, han dado lugar a los secundarios de Las Médulas (antiguas minas de oro romanas) podrían estar hoy en formación en todo el noroeste de la Península”, concluye Fernández Lozano.

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