Hoy lunes, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y el tema de este año, tal y como ha decidido la Organización de Naciones Unidas, gira en torno a la importancia de que las personas conecten con la naturaleza. En este contexto son varias las organizaciones que se han manifestado para recalcar la importancia de este tema, que nos afecta a todos.
Manos Unidas denuncia que “la lucha contra el hambre y la pobreza será baldía si no se atacan las causas estructurales y medioambientales que las provocan”.
Por otro lado, SEO/BirdLife sugiere la necesidad de que la naturaleza conecte con las personas allí donde vive más de la mitad de la población mundial, en los entornos urbanos. Por ello hace un llamamiento a las ciudades y municipios de nuestro país para que fomenten, consoliden y protejan la naturaleza en suelo urbano. Garantizar la biodiversidad urbana no solo es positivo para la salud del planeta sino para la propia salud –física y mental– de los habitantes de las ciudades, tal y como señala la Organización Mundial de la Salud.
Podríamos detener el calentamiento global pero no revertirlo
“Las actividades industriales, productivas y económicas del ser humano, -explica Fidele Podga, coordinador de Estudios de Manos Unidas-, están ocasionando grandes cambios en el medio ambiente y en los ecosistemas debido, sobre todo, al abuso de combustibles fósiles y de productos químicos, al sobreconsumo de bienes no renovables, o a los incendios, la tala indiscriminada, y la caza y pesca descontroladas. El efecto más negativo de esas acciones es, probablemente, el cambio climático”.
“Además, por desgracia, – continúa Podga-, son los pueblos más desfavorecidos los que más sufren las consecuencias del cambio climático y los que dependen, en mayor medida, de la salud de los ecosistemas y de la productividad de la tierra”.
Ante esta situación, Manos Unidas se pregunta: ¿Qué puede hacerse para encontrar la sostenibilidad de nuestro planeta, es decir, para satisfacer nuestras necesidades actuales sin poner en peligro los recursos necesarios para el mañana?
“Aunque lográsemos eliminar por completo todas nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), podríamos detener el calentamiento global, pero no revertirlo”, continúa el coordinador de Estudios de Manos Unidas. “Por esa razón, es necesario cambiar el rumbo, de manera que podamos proteger el medio ambiente de forma indefinida, sin tener que renunciar al progreso económico y social. Y es evidente que, ante la magnitud de la cuestión, las respuestas personales y de la sociedad civil son insuficientes. Son necesarios cambios sociales, económicos y políticos muy profundos. Conectar a las personas con la naturaleza, como dice el lema elegido este año por Naciones Unidas, debería ir más allá de ciertos planteamientos estéticos y hedonistas. Para el 78% de los pobres que viven en áreas rurales, su conexión diaria con la naturaleza ya no les resulta dignificante”.
La precariedad de la naturaleza urbana
la naturaleza urbana, lejos de prosperar -de ganar en calidad y cantidad-, se encuentra en una situación precaria, y eso es perfectamente detectable en las estadísticas del programa Sacre urbano de SEO/BirdLife, que toma a las aves como indicadores de la situación del hábitat. Nuestros pueblos y ciudades albergan alrededor de un 10% de las especies de aves que hay en España, y estas se encuentran en declive, con una disminución de un 18% en los últimos años. Destacan algunas como la golondrina, cuya merma llega al 30% en la última década. Tanto esta especie, como aviones, vencejos y gorriones, dependen de la presencia humana y sus poblaciones podrían verse muy afectadas si no se cuidan sus contingentes urbanos. Su desaparición sería, por otra parte, síntoma de un hábitat perjudicial también para la ciudadanía. Cuidarlos a ellos es cuidar de las personas. Por otra parte, las urbes se han convertido en refugio de otros inquilinos que, lamentablemente, ya no encuentran entornos naturales adecuados. Es el caso de la colonización natural del halcón peregrino en Madrid y otros puntos.
“Ante este panorama –apunta Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife-, resulta primordial traer a primer plano los entornos urbanos, donde vive actualmente la mitad de la población del planeta y donde se estima vivirán en el año 2050 el 70 por ciento de los seres humanos. En SEO/BirdLife somos conscientes de ello y hemos decidido situar el medio urbano entre nuestras áreas primordiales de estudio y seguimiento. Las ciudades deben ser más verdes, biodiversas y armónicas, y nos vamos a emplear a fondo para demandarlo y conseguirlo. En SEO/BirdLife vamos a naturalizar las ciudades.”.
Ecosistemas y alimentación
Según estimaciones de la ONU, para 2030 la población mundial necesitará, por lo menos, un 35% más de alimentos, un 40% más de agua y un 50% más de energía. No parece que sea posible lograr esas metas, dentro de los modelos de producción actuales, sin que el calentamiento promedio del planeta aumente 5ºC a final de siglo.
“Urge una transición del modelo energético, pero, sobre todo, urge modificar estructuralmente los sistemas de producción, agrícola e industrial, para reorganizar la economía en función del bien común, y no del crecimiento económico, la ganancia y el consumismo”, prosigue Podga. “La experiencia del pasado reciente nos indica la necesidad de un rediseño radical del sistema alimentario mundial, que tenga como objetivos fundamentales la producción como garantía del derecho de todas las personas a una alimentación adecuada y la preservación de los ecosistemas, por encima de los beneficios de los inversionistas y la especulación financiera”, añade.
En esta línea, se hace particularmente importante el fortalecimiento de la capacidad de adaptación al cambio climático de los pequeños productores agropecuarios, para quienes la nueva situación ha significado mayores dificultades para su subsistencia.
“Conviene recordar que unos 550 millones de pequeños campesinos en el mundo tienen acceso solo al 12% de las tierras cultivables, pese a lo cual producen más del 70% de los alimentos. Fortalecer sus capacidades ayudaría también a combatir la injusticia climática, al reducir la vulnerabilidad de quienes son los menos responsables del cambio climático y los más castigados por él”, dice Podga.
Nos afecta a todos, depende de todos
“Para Manos Unidas, la cuestión del medio ambiente no debe desvincularse del hambre, la pobreza y la exclusión, ya que constituyen dos caras de una misma realidad marcada por la injusticia y la desigualdad. La lucha contra el hambre será baldía si no se atacan las causas estructurales que las provocan”.
Por ello, las organizaciones de la sociedad civil (sociales, populares, sindicales, organizaciones no gubernamentales, Iglesias…) y, a través de ellas, los ciudadanos, debemos ejercer una labor de movilización e incidencia política, para que las instancias de decisión (locales, nacionales e internacionales) asuman un compromiso para contribuir a generar unas estructuras económicas y sociales que contribuyan a rescatar y preservar la salud del medio ambiente.
“Frente a un modelo social y económico que pretende convertirnos en depredadores, termina explicando Podga, nuestra responsabilidad y compromiso es ser cuidadores de la «casa común» que nos acoge y que compartimos con todos los seres vivos. Es imprescindible transformar nuestro modelo de producción y consumo para caminar hacia un desarrollo humano sostenible, y que nuestra conexión con la naturaleza hunda sus raíces en la justicia y la solidaridad”, termina recalcando el coordinador de Estudios de Manos Unidas.