Cada verano, miles de perros pierden la vida en las carreteras españolas, especialmente durante las vacaciones. Las cifras son alarmantes y la responsabilidad recae en los dueños: un simple descuido puede tener consecuencias irreparables. La concienciación y la prevención se convierten en la mejor garantía para unas vacaciones seguras junto a nuestras mascotas.
El verano en España no solo trae calor y escapadas, también una triste realidad: cada año, más de 3.100 perros mueren atropellados en las carreteras del país, con casi 1.900 de estas muertes concentradas en los meses de vacaciones. Detrás de cada cifra hay una historia de descuido, de prisas o de falta de previsión. Las estadísticas, recogidas por fuentes como la Dirección General de Tráfico, el RACE y entidades especializadas en bienestar animal, ponen el foco en un problema que crece en silencio mientras millones de familias preparan sus maletas.
Carreteras secundarias: el escenario más peligroso
El 70% de los atropellos de perros se producen en carreteras secundarias y vías interurbanas. Estas rutas, habituales en desplazamientos vacacionales, presentan menos controles y mayor acceso desde zonas rurales, lo que facilita que los animales puedan acabar en la calzada. Comunidades como Andalucía, Galicia, Castilla y León y Castilla-La Mancha encabezan la lista de regiones más afectadas, especialmente durante los meses de mayor tránsito turístico.
Basta un instante de distracción para que un perro escape y acabe en la carretera. Una correa floja, una puerta mal cerrada o dejar al animal sin supervisión pueden desencadenar un accidente grave, no solo para el animal, sino también para los conductores. La normativa de tráfico es clara: está prohibido dejar animales sin vigilancia si existe riesgo de que accedan a la vía pública. Sin embargo, la ley por sí sola no basta; la responsabilidad y la empatía de los dueños son esenciales para evitar tragedias.
Consejos prácticos

La seguridad de las mascotas y de todos los usuarios de la carretera depende de pequeñas acciones cotidianas. Viajar con perros exige planificación y atención constante. Entre las recomendaciones más importantes destacan:
- Utilizar sistemas de sujeción homologados, como cinturones especiales, transportines o separadores, para evitar que el animal se mueva libremente en el vehículo.
- Nunca dejar al perro solo dentro del coche, especialmente en verano, ya que el calor puede ser letal en pocos minutos.
- Sujetar al animal antes de abrir la puerta del vehículo, incluso en paradas cortas, para evitar que salga corriendo de forma inesperada.
- Realizar descansos frecuentes durante el viaje para que el perro pueda hidratarse, pasear y reducir el estrés.
- Vigilar al animal en todo momento, sobre todo cerca de áreas urbanas, estaciones de servicio y accesos rurales.
Más allá del cumplimiento legal
El atropello de un perro no solo es una tragedia para la mascota y su familia, sino que puede provocar accidentes en cadena que afectan a otros conductores. Las campañas de sensibilización y la mejora de la señalización en puntos críticos ayudan, pero la solución definitiva está en manos de los propietarios. Actuar con responsabilidad y sentido común es la mejor forma de proteger a los animales y garantizar la seguridad en la carretera.
Desde organizaciones especializadas en bienestar animal se insiste en la necesidad de extremar las precauciones, especialmente en periodos de gran movilidad. «Dejar suelto a un perro en la vía pública no solo es irresponsable, también puede ser un delito que pone en peligro vidas», recuerdan los expertos. La clave está en la prevención y en asumir que la seguridad de las mascotas depende, en última instancia, de la atención y el compromiso de sus dueños.