Ansiedad, tristeza, apatía o insomnio. Volver a la rutina después de las vacaciones puede suponer que sufra alguno de estos síntomas conocidos como estrés posvacacional. De hecho, casi siete de cada diez trabajadores (el 65%), en su mayoría mujeres, lo sufren según un estudio.
Se trata de una situación que afecta más a los menores de 45 años y a aquellos que se incorporan a la rutina sin una breve transición. «La vuelta a la normalidad confunde a nuestro organismo, que está habituado a ciertas dinámicas vacacionales, y supone un altibajo emocional y físico», afirma Mireia Cabero, profesora de los Estudios de Psicología de la UOC.
«Se trata de un fenómeno psicoemocional que aparece como reacción al retorno a la rutina. Además, el hecho de idealizar la vida vacacional lo aumenta», afirma. Esta manifestación de rechazo tiene una duración variable según el individuo. El 20% de los afectados consigue recuperarse del todo en tan solo dos días, pero el 35% arrastra los síntomas y las molestias durante dos semanas antes de conseguir estabilizarse.
«Si el periodo de malestar se extiende a más de catorce días hay que consultar con un especialista porque los motivos, entonces, serán otros», alerta Cabero. Apunta que cuanto más negativa y poco interesante sea la rutina, más posibilidades hay de sufrir las consecuencias de una depresión posvacacional. Combatirla con la ayuda de somníferos o medicamentos no es la mejor solución. Según la experta, se debe aprender qué es el estrés y cómo manejarlo.
Pero, ¿qué se puede hacer para mejorar la vuelta al trabajo después de las vacaciones? Mireia Cabero propone llevar a la práctica cinco consejos para volver a la normalidad.
- Programar el regreso a casa de manera anticipada y relajada: «llegar de vacaciones y tener que volver al trabajo al día siguiente no ayuda a tener una transición positiva a la rutina», alerta.
- Abordar antes las tareas más gratas: empezar con trabajos más sencillos o de menos concentración durante los primeros días mejorará la adaptación del trabajador.
- Mantener una actitud proactiva y positiva: «se debe evitar caer en la negatividad; no ayuda y no sirve de nada; al contrario», explica.
- No llevarse trabajo a casa y respetar los horarios: «intentar adaptarse a la vuelta mediante un proceso escalonado y gradual es mucho más positivo que volver con niveles altos de estrés y mucha carga de trabajo».
- Practicar ejercicio físico moderado: por medio del deporte se liberan endorfinas que ayudan a tener una mejor salud emocional y el cuerpo se deshace del estrés acumulado.
La experta alerta de que para no sufrirla es necesario tener una rutina satisfactoria, una que el individuo haya elegido y a la que le haga ilusión volver. «El resto de soluciones son parches que no resuelven nada y que solo sirven para tapar durante un tiempo el problema de fondo», aclara Cabero.
Los niños también lo sufren
El síndrome posvacacional también puede afectar a los más pequeños. Puede materializarse en cansancio, cambios de humor o, incluso, problemas estomacales. Para que no sea así, Cabero recomienda a los padres que lleven a cabo las siguientes acciones:
- Saber qué es lo que les entusiasma de la escuela y recordarles que lo recuperarán pronto.
- Volver progresivamente al hábito de acostarse temprano para que cuando empiece la escuela puedan levantarse sin necesidad de despertador.
- Seguir una alimentación energética que facilite la rutina. Así pues, hay que eliminar todos los azúcares refinados propios del verano, como helados o bebidas azucaradas.
- Reencontrarse con amigos de la escuela unos días antes para revivir las experiencias de amistad y de disfrutar juntos.
- Ir a comprar juntos el material del nuevo curso para que se ilusionen por esta nueva etapa.