En España, el alcohol es, de lejos, la droga más consumida. Según la Encuesta sobre el alcohol y otras drogas en España (EDADES), los jóvenes entre 15 y 17 años representan la mayoría de quienes lo toman.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es una de las principales causas de muerte prematura en el mundo: provoca casi 3,5 millones de fallecimientos al año. También es causa de más de 200 enfermedades, entre las cuales se encuentran, al menos, siete tipos de cáncer.
El alcohol deteriora los órganos y tejidos, además genera dependencia, y su consumo e intoxicación generan problemas de coordinación, pérdida de la conciencia, alteraciones en el comportamiento y, por lo tanto, dificultades para desarrollar nuestras actividades cotidianas. Es importante resaltar que la ingesta de alcohol junto con otros agentes carcinógenos, como el tabaco, no tiene un efecto sumatorio, sino que puede llegar a multiplicar por 10 o por 100 el riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres.
¿Cuál es la relación entre el alcohol y el cáncer?
En la actualidad, existe evidencia suficiente de que el alcohol causa con seguridad siete tipos de cáncer y es probable que hasta 12. Para el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer, los tipos de cáncer sobre los que existen estudios convincentes son el cáncer de boca, garganta (faringe y laringe), esófago, hígado, colon y mama (postmenopausia). El cáncer de estómago y el cáncer de mama (premenopausia) pueden ser también probablemente causados por el alcohol.
Se sabe, además, que a medida que se incrementa el consumo, aumenta el riesgo. Por lo tanto, la cantidad de alcohol apropiada para la prevención del cáncer es cero. Lamentablemente, el alcohol es una droga socialmente muy aceptada y normalizada. No nos parece raro consumirlo, ni somos conscientes de los riesgos y el daño que asumimos al hacerlo. En este sentido, es frecuente que escuchemos, leamos o veamos frases como «la cerveza hidrata» o «el vino alimenta», las cuales no son ciertas y merecen mayor explicación.
