Aunque muchas reacciones adversas se están ocultando ante una mala praxis de seguimiento de la gran vacunación en la Unión Europea, La Agencia Europea de Medicamentos ya tiene catalogados alrededor de un millón de casos de reacciones adversas tras la inyección de vacunas contra la COVID-19. En ocasiones, esas reacciones adversas son graves o muy graves; que, por ejemplo, alrededor de 75 000 personas pueden haber sufrido efectos neurológicos graves después de que se les inyectara la vacuna Pfizer, y se han producido más 5.000 muertes directamente relacionadas con las vacunas COVID-19. Como así figura en el texto de la propuesta de esta resolución del parlamento europeo.
La Propuesta B9-0475/2021 de Resolución del Parlamento Europeo sobre la creación de un fondo europeo
de compensación para las víctimas de las vacunas de la COVID-19, se basa además de en la suma de todos estos casos de muertes y reacciones adversas, en la indefensión de los ciudadanos europeos, dado que la Comisión Europea negoció los contratos de compra con los laboratorios de una forma poco democrática y firmo unos acuerdos muy opacos donde se estableció la «no» responsabilidad de los laboratorios farmacéuticos ante los casos de reacciones adversas y muertes.
Se produce la paradoja que ante la irresponsabilidad de la Comisión Europea de aceptar que los laboratorios no se hagan responsables de los daños, una vez más, los contribuyentes europeos con sus impuestos se convierten en «las aseguradoras» de los daños que están ocasionando los laboratorios privados que siguen ingresando miles de millones de €uros vendiendo a Europa unas vacunas en fase de experimentación sin ninguna garantía.
