Erik Morillas es un joven piloto madrileño cuyo objetivo es el de todos los pilotos es ser campeón del mundo , pero primero deberá conseguir competir en el Mundial. Pero para poder cumplir sus sueños, primero deberá ganar el Campeonato Nacional de Superbikes, aunque afirma que algún equipo ya ha hablado con él para que pudiera competir en Moto 3, aunque no nos devela cuál.
Al igual que muchos pilotos, la pasión por la motos se la contagió su padre que tiene un equipo de competición y la suerte de empezar a competir le llegó tarde a los 11 años pero aprovechó la oportunidad que le dejaron y ganó la primera carrera en la que compitió a partir de ahí comenzó su andadura como piloto.
Sacrificio y esfuerzo
El sacrificio y esfuerzo son dos grandes compañeros de los pilotos, como es el caso de Erik Morillas que no se dedica exclusivamente a ellos, sino que todos los días trabaja como mecánico en el taller de su padre y tiene que compaginar su pasión por las motos con los entrenamientos.
“Mi día comienza a las 6,30 de la mañana”
Su día a día es duro, se levanta a las 6,30 de la mañana y arranca con un entrenamiento de 10 kilómetros de carrera para posteriormente empezar a trabajar a las 8,30. Cuando hace su “descanso” para la comida el piloto madrileño coge su bici y recorre 40 kilómetros. Vuelve a trabajar y a última hora de la tarde realiza otra sesión más de entrenamiento.
La Dehesa Boyal se ha convertido en uno de sus lugares de entrenamiento, al que acude de vez en cuando para hacer series.
“El motociclismo es un deporte caro”
Además del esfuerzo físico que realiza, a lo largo de su carrera otro handicap ha sido el dinero. Las motos es un deporte caro y hasta este año no ha contado con un patrocinador que le ayudase.
Una moto para competir cuesta 60.000 euros, a partir de ahí hay que sumarle viajes, recambios, para los que cuento con sponsors técnicos, mucho dinero que sin un patrocinador hace que su sueño de ser campeón del mundo se vuelva más difícil.
Erik Morillas afirma que no se acuerda de los malos momentos, sólo de los buenos, pero que si tiene que recordar un momento duro de su carrera fue en 2012 cuando se cayó en el circuito de Alcañiz, se rompió los dos pies y la moto quedó destrozada y a la semana y media tuvo que volver a ponerse encima de una moto.