En 2001, con motivo del 50 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, la Asamblea General de Naciones Unidas designó el 20 de junio como el Día Mundial del Refugiado para recordar a millones de personas desarraigadas en todo el mundo. Ese mismo año se celebró el primer «Día Mundial del Refugiado» a escala internacional.
Desde entonces, todos los 20 de junio la Agencia de la ONU para los Refugiados, ONGs e instituciones públicas y privadas tienen presente larealidad de los más de 34 millones de personas refugiadas y desplazadas internas que viven en el mundo, y que se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Mediante la celebración de distintas actividades formativas, culturales y lúdicas en las que participan los propios refugiados, se rinde homenaje a quienes, con fortaleza y esperanza, superan enormes dificultades para rehacer sus vidas tras huir de la violencia, la guerra, la persecución y las violaciones de derechos humanos.
En el mundo en que vivimos hay más personas desplazadas por conflictos que en cualquier otro momento desde la II Guerra Mundial. Estas cifras sin precedentes han forzado al límite la capacidad de respuesta del ACNUR y a sus socios y, tristemente, la situación continúa agravándose.
En este Día Mundial del Refugiado se rinde homenaje al valor y la resiliencia de millones de familias que se han visto obligadas a dejarlo todo atrás por causa de la guerra y la persecución y, aun así, luchan cada día para seguir adelante con sus vidas en entorno seguro.
Los refugiados son personas como tú, con sueños y esperanzas, que han sido forzados a huir de la guerra, la violencia y la persecución.
65 millones de refugiados en todo el mundo
El año pasado, el informe anual del Alto Comisionado de la ONU para Refugiados (ACNUR), afirmaba que el número total de refugiados en el mundo había aumentado por quinto año consecutivo, hasta llegar a los 65,3 millones, unas cifras que crecen cada día mientras el espacio de asilo se va restringiendo en Europa y en otras regiones. El informe, con datos del año 2015, daba cuenta de un incremento de un 55% en solo cuatro años. De ellos, poco más de 16 millones están bajo la protección del ACNUR.
Siria es el mayor país emisor de refugiados del mundo. Casi cinco millones han escapado de la guerra desde 2011. Sólo el año pasado se registró un millón de nuevos refugiados sirios. El exilio sirio no deja de ir en aumento, comparado con los 3,9 millones a finales de 2014 o los 2,5 millones a finales de 2013. La mayoría de ellos buscan asilo en los países fronterizos: Turquía, Jordania, el Líbano e Irak. Sólo en la segunda mitad de 2015, los refugiados sirios comenzaron a exiliarse en Europa.
Después de Siria, Afganistán es la tierra de la que mayor número de personas huye, con una diáspora de 2,7 millones. Le sigue Somalia (con más de un millón) y Sudán del Sur, que además es el tercero si consideramos el número de personas que se convierten en refugiados por primera vez. Burundi (con más de 220.000 refugiados) y Ucrania (con casi 150.000) completan la lista. El 54% del total de los más de 65 millones de refugiados procede sólo de tres países: Siria, Afganistán y Somalia.
Más de 3.200 personas perdieron la vida intentando llegar a Europa entre enero y septiembre de 2015
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), entre enero y septiembre de 2015, más de 3.200 personas perdieron la vida intentando llegar a Europa. Aunque Siria representa la mayor crisis de refugiados del mundo, no es la única. En África, las personas huyen de conflictos y persecución en países como Sudán del Sur, la República Centroafricana, Nigeria, Burundi, Somalia, Etiopía, Sudán o la República Democrática del Congo. Se calcula que en África subsahariana hay tres millones de personas refugiadas. En Kenia se alza Dadaab, el mayor campo de refugiados del mundo, establecido en 1991, y que en mayo de 2015 superaba las 350.000 personas.
En el intento de escapar de situaciones desesperadas, las personas refugiadas y migrantes arriesgan su vida en peligrosos viajes. Así sucede en el mar Mediterráneo, pero también en el sudeste asiático. Por otra parte, en la ruta de los Balcanes, las personas refugiadas y migrantes se enfrentan a detenciones arbitrarias, malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad, abusos, explotación por parte de los contrabandistas, devoluciones sumarias, incluso la muerte. En América Central, miles de personas que intentan cruzar México son secuestradas, violadas o pierden la vida en uno de los viajes más peligrosos del mundo. Durante el trayecto están expuestas a sufrir abusos a manos de funcionarios de los servicios de migración, agentes de policía, militares, traficantes de seres humanos y bandas criminales.
En el caso de España, llegan a través de las costas. Amnistía Internacional ha denunciado la persistencia de expulsiones ilegales (prohibidas por varios tratados internacionales) por parte de las autoridades del país, así como la desprotección de quienes podrían estar huyendo de abusos de derechos humanos en sus países de origen, especialmente en relación a condiciones de acogida, falta de visados humanitarios y la necesidad de un programa de reasentamiento digno.
«Los gobiernos ignoran obligaciones legales e imperativos humanitarios y culpan a quienes se dedican al tráfico y la trata de seres humanos de enviar a la muerte a miles de personas. La lucha contra los delincuentes es fundamental, pero eso no exime a los gobiernos de proteger a las personas refugiadas y migrantes. Parece que a muchos les preocupa más la protección de las fronteras que salvar vidas», apuntan desde Amnistía Internacional.