La dieta flexitariana es aquella que incluye el consumo de carne o pescado de manera ocasional. Hace unos años se veía como una alternativa a aquellas personas concienciadas con los valores del vegetarianismo o veganismo pero por fuerza de voluntad, salud u otras razones, necesitaban recurrir a la carne y pescado de manera ocasional.
Según los datos aportados por la última versión del informe ‘Ipsos Global Advisor’, elaborado por la agencia de investigación de mercados Ipsos, ha pasado de ser una tendencia a una realidad de mercado, aglutinando ya al 16% de los consumidores nacionales, frente al 6,3% que recogía a principios de 2017 el estudio ‘The Green Revolution’, de la consultora de innovación Lantern.
El informe de Ipsos refleja un crecimiento muy significativo de esta opción baja en carne en los últimos meses. Así, el 39% de los flexitarianos dicen seguir estas dietas desde hace 6 meses o menos, seguidos por el 41% de vegetarianos y veganos y el 33% de pescetarianos.
Españoles abiertos a reducir el consumo de carne
Según Ipsos, «los españoles estamos cada vez más abiertos a reducir el consumo de carne en nuestros hábitos alimentarios“, estrechando el notable margen existente hasta ahora entre nuestro mercado y algunos de los principales mercados europeos, como el inglés, donde un 12,5% de los británicos se declaran veganos o vegetarianos, y el 20% flexitarianos.
Así, junto al 16% de los españoles que se agrupa entre las variables flexitarianas, otro 3% se declara vegetariano o vegano, por un 1% que se declara pescetariano, es decir, que no come carne pero sí pescado. El estudio de Ipsos refleja que la dieta más común seguida por los españoles es la onmívora, señalada por el 75% de los encuestados. Dentro de esta mayoría, se observan diferencias en cuanto a la edad: los mayores de 35 años tienden significativamente a seguir una dieta omnívora (78%), en comparación con los menores de 35 años, con un 69%, lo que significa casi 10 puntos de diferencia.
Menor consumo de carne de vacuno
El efecto que está teniendo la paulatina introducción de estos nuevos modelos de alimentación que promulgan la reducción de la ingesta de carnes está contribuyendo al descenso de su consumo. En los hogares españoles, en el último año se ha producido una caída del 1,35% según el Mapama, si bien la contracción acumulada desde 2013 es ya del 9%. Si nos fijamos en los datos que aporta Kantar para el año móvil cerrado en el primer semestre de 2018, la reducción del consumo de carne fresca en alcanzaría el 2,6%, siendo especialmente relevante en carne de vacuno, con un 5,25%.
