Desde que en mayo de 2016 el Ayuntamiento de Madrid abriera las presas que retenían el caudal del Manzanares, la flora y la fauna autóctonas han regresado a su cauce.
El rumor de las aguas corrientes no se escuchaba desde 1955, fecha en la que se decidió canalizar el río. Tampoco sonaba con tanta fuerza el gorjeo de 50 nuevas aves como la garza real o el martín pescador, que han vuelto a Madrid Río para instalarse.
Este nuevo aspecto es el resultado de las obras de renaturalización del río que emprendió el área de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Inés Sabanés, en agosto del año pasado. Los trabajos se concentraron en el tramo comprendido entre el puente de los Franceses y el de la Reina Victoria. Para reformar este espacio de 1,3 kilómetros de longitud se han invertido 1.216.054 euros de presupuesto a lo largo de nueve meses.
Frente a la imagen gris que emitían las escolleras formadas por grandes piedras apiladas en las márgenes, del río donde apenas crecían arbustos; ahora luce una estampa más viva, gracias al color y la frescura que aporta la vegetación natural que ha brotado a sus orillas.
Las obras comenzaron con una limpieza general de las orillas y el lecho. Después, se eliminaron algunos árboles de especies que no eran autóctonas, como el árbol de cielo o el alianto, que ponían en peligro el ecosistema ibérico del Manzanares. También se desmontó la parte alta del dique y se sustituyó por tierra vegetal donde se han plantado árboles típicos de la zona. En total, se han sembrado 5.230 ejemplares, de los que 273 son árboles de gran envergadura, 1.305 con guías y otros 3.660 son arbustos. Todos ellos son típicos de las riberas peninsulares: fresnos, olmos, álamos blancos, alisos, majuelos, saucos, rosas silvestres, tarays y sauces.
También se han introducido 113 olmos resistentes a la grafiosis donados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Esta especie estaba prácticamente desaparecida de los ríos españoles por la plaga que amenazaba su existencia.
Se multiplican los barbos
Tras abrir las compuertas, el nivel del agua bajó de 3,5 metros de profundidad a 30 centímetros. Pero, gracias a la corriente y a la oxigenación del agua, comenzaron a formarse islas vegetales donde ahora anidan nuevas especies de aves y peces. El portavoz de Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas, calificó de «explosión de vida» en el río lo que ha ocurrido en el Manzanares cuando a la naturaleza «se le ha levantado un poco el pie de encima». Durante el seguimiento que han realizado estos meses, tanto Ecologistas en Acción como los técnicos municipales, han constatado la multiplicación del barbo, un tipo de pez autóctono que ha vuelto a ser el animal dominante en el río.
Galápagos locales liberados
Precisamente, para potenciar la presencia de animales nativos, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) liberó ayer quince ejemplares de galápagos leprosos, una especie natural de Europa y mejor adaptada al clima y las condiciones del Manzanares. Estas tortugas europeas estaban amenazadas por sus homónimos americanos, una especie invasora que ha prosperado en los ríos españoles. Estos animales se apoderan de los nidos de las tortugas locales y los destrozan. También se han dado casos de galápagos de florida que han devorado a crías de tortugas leprosas. Esta especie, además, es capaz de transmitir la salmonelosis a las personas.
Con el objetivo de potenciar la fauna autóctona también se están criando en cautividad tres especies de peces como la colmilleja, la bermejuela y la boga del río, que después introducirán en el Manzanares. «Tenemos el río que tenemos pero se le podía sacar bastante partido a nivel medioambiental», explicó el ecologista, que destacó que se emprenderán acciones similares en ciudades como Granada o Melilla. También subrayó que los árboles plantados apenas hace dos años ya han alcanzado siete metros de altura y «se salen de todas las tablas de crecimiento».
Además, desde que se abrieron las compuertas han crecido de forma espontánea 2.000 ejemplares más que han atraído a aves como la garceta, el chorlitejo chico o el martinete, entre otros. Martín Barajas destacó que algunas nutrias también han bajado desde las zonas más altas del río Manzanares, atraídas por la vegetación espesa donde poder ocultarse.
Tanto la delegada Sabanés como las concejales de Moncloa-Aravaca, Montserrat Galcerán, y de Arganzuela y Usera, Rommy Arce, destacaron la recuperación del «patrimonio natural y social» del Manzanares y que ahora los vecinos puedan acercarse a ver el río «porque hay algo que mirar, un río que fluye lleno de fauna y naturaleza viva».