El aumento de los conflictos armados en el Sáhara y el Sahel (África) provoca la extinción de especies amenazadas de la fauna. Esa es la principal conclusión de una investigación internacional liderada por el CIBIO-InBIO de Portugal en la que participa la Universidad de Granada (UGR) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), junto a más de 20 instituciones académicas.
El trabajo, publicado en la revista Conservation Letters. compara los datos de conflictos ocurridos en la zona del Sáhara y el Sahel, además de otros factores amenazantes para la fauna como la explotación de recursos naturales, con la distribución y reducción de grandes especies en este punto de la geografía africana, caso de las gacelas, adax, antílopes o elefantes africanos.
Graves daños a la biodiversidad
A lo largo del último siglo, el mayor número de armas de fuego, la enorme explotación de recursos o el acceso a zonas anteriormente remotas a causa de los conflictos –especialmente en Argelia, Egipto, Libia y Níger– ha provocado graves daños a la biodiversidad. Como consecuencia, 12 de las 14 especies de grandes vertebrados propios de la zona están ahora mismo clasificados como extinguidos o amenazados.
Los conflictos armados entre grupos extremistas de la región del Sáhara y el Sahel crecen desde 2011 y actualmente suponen el 5% de los enfrentamientos violentos a nivel mundial. “Simultáneamente, están desapareciendo especies como la gacela común o el elefante africano. Por otro lado, la explotación de petróleo en la región también provoca la progresiva extinción de los adax, una especie de antílope, lo que indica la catastrófica reducción de la fauna en este punto de la geografía africana”, alertan los investigadores.
“Otra de las conclusiones de este estudio es la necesidad de identificar las áreas en las que la fauna se encuentra en declive y en desarrollar medidas efectivas para su protección”, explica la investigadora del CSIC Teresa Abáigar, de la Estación Experimental de Zonas Áridas.
La recogida de datos también refuerza la teoría de que aquellas zonas que sufren especialmente el terrorismo, el tráfico de seres humanos o el crimen organizado están relacionadas con una mayor caza ilegal de especies animales.
“El crecimiento de los conflictos armados obliga a identificar áreas en las que la fauna está seriamente amenazada y a llevar a cabo políticas efectivas que contribuyan a la reducción del impacto de los conflictos sobre la biodiversidad”, afirma José Carlos Brito, investigador principal de este proyecto.
En conjunto, los desiertos del Sáhara y el Sahel abarcan parte de Argelia, Burkina Faso, Chad, Egipto, Eritrea, Libia, Mali, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal. Sudán y Túnez. Durante el último siglo el impacto de la caza ha aumentado de manera dramática en la región. La accesibilidad a zonas que antes eran remotas y la explotación de los recursos naturales (principalmente en Argelia, Egipto, Libia y Níger) han provocado, indica el estudio, una pérdida de biodiversidad. Como consecuencia, 12 de los 14 grandes vertebrados que habitan en la región han recibido la etiqueta de ‘extintos en estado silvestre’ y ‘en peligro’.
¿Cómo frenar la masacre?
La investigación apunta a la valorización de la biodiversidad, la explotación sostenible de los recursos y las sanciones para quienes incumplan dichas normas como las vías principales para alcanzar la protección de la fauna. Además, los investigadores alertan de que “dichas medidas deben ser tomadas cuanto antes si se quiere evitar una tragedia natural de grandes dimensiones”.
Este trabajo internacional, con más de 20 instituciones implicadas, afirma que aquellos países que comercian y trafican con armas o munición deben cambiar su actitud: “Se produce un círculo vicioso entre el tráfico de armas, los conflictos, las migraciones y la extinción de especies animales”, detallan los investigadores, quienes critican las interferencias negativas que ocasionan intervenciones militares como las de la Unión Europea o Estados Unidos en Libia.
“Los resultados de este estudio son especialmente relevantes para nosotros en tanto que afectarán a los éxitos de los proyectos de reintroducción y a la supervivencia de las poblaciones naturales todavía existentes en esta zona”, apunta la investigadora del CSIC. Abáigar es, además, la responsable del Programa de Conservación ex situ de la gacela dorcas y lidera un proyecto de reintroducción de esta especie en Senegal.
La investigación reclama, en el corto plazo, “la introducción de la escala medioambiental en las estrategias de paz, además de proceder al desarme de civiles o grupos extremistas, así como restringir la adquisición de armas y munición”. Este proyecto destaca la importancia de conseguir un equilibrio entre la conservación del medio ambiente y el desarrollo socio-económico.