Desde 2002, año en el que la Asamblea de Naciones Unidas declaró Año Internacional de las Montañas, en España se está luchando por conseguir elaborar un documento que recoja las recomendaciones básicas para realizar políticas de montaña, pero 11 años después el documento sigue sin aprobarse por el Consejo de Ministros.
La difícil situación ambiental que sufren las zonas de montaña en el mundo, hizo que la Asamblea de Naciones Unidas declarara el año 2002, como el Año Internacional de las Montañas.
Esta iniciativa, que tuvo una muy buena acogida por los amantes de la naturaleza, inspiró al Ministerio de Medio Ambiente para la realización de una Carta Española de las Montañas, que estableciera las recomendaciones básicas para el diseño de políticas de montaña destinadas a promover la gestión sostenible de las montañas y la preservación del conjunto de sus valores patrimoniales.
Los cuatro puntos principales de la Carta Española de las Montañas se basan en la conservación prioritaria del patrimonio natural y cultural; la puesta en valor de la conservación de las montañas, las contraprestaciones a la población local, y la cooperación y coordinación territorial entre áreas de montaña.
El problema es que ya han pasado 11 años de desarrollo de la iniciativa, y el borrador sigue sin ser aprobado en el Consejo de Ministros. La falta de interés político ante este tipo de asuntos hace que las montañas españolas sufran las consecuencias.
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