En las pescaderías españolas se pueden llegar a encontrar hasta 1000 variedades distintas de pescado, sin embargo, la costumbre que tenían las madres y abuelas de ir al menos un día a la semana a la pescadería se está perdiendo entre los jóvenes, que muchas veces no saben siquiera qué pedir en ellas.

Los dueños y trabajadores de pescaderías sostienen que los jóvenes no acuden a la pescadería porque han perdido ese referente cultural y sus opciones de compra de pescado se limitan al supermercado.
A esta falta de relevo generacional entre los clientes de las pescaderías se suma, además, otro problema que podría ser incluso más grave: la falta de reemplazo entre los propios pescaderos.

Renovarse o morir
Los expertos recomiendan a las pescaderías adaptarse, como en su día hicieron las carnicerías, y ofrecer productos preparados que faciliten el consumo de pescado.
Algunos establecimientos de Madrid ya han adaptado esta medida ofreciendo productos elaborados listos para comer como salpicón, ceviche, tartar de atún e, incluso, sushi. También se organizan cursos y catas, para acercar al consumidor al mundo del pescado.