La mayor parte de la cultura científica se adquiere durante la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y es Google (y no los profesores) la primera fuente de información que consultan los adolescentes, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid. Según los científicos, los alumnos muestran un nivel alto en conocimientos de ciencia básica frente a la media europea.
Ampliar la cultura científica del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria es uno de los retos de la educación actual. En esa misión están implicados sus profesores, a pesar de que son la segunda fuente de información científica de los adolescentes, superados ya por un potente actor mundial: Google.
“Esto confirma claramente que el paradigma de adquisición de información está cambiando y se debe tener en cuenta para todas las decisiones que impliquen la transmisión de la ciencia y la cultura”, destaca José Antonio López Moreno del departamento de Psicobiología y Metodología en las Ciencias del Comportamiento de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“Evaluación digital de la Cultura Científica en ESO”
Estos resultados se extraen del proyecto “Evaluación digital de la Cultura Científica en ESO”, cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la Universidad Camilo José Cela, y en el que han participado 4.730 alumnos de ESO de la Comunidad de Madrid matriculados en centros públicos, privados y concertados.
Según la investigación, la mayor parte de nuestra cultura científica se adquiere entre los 12 y 16 años. Para llegar a esta conclusión, los investigadores han comparado los resultados obtenidos por los alumnos de ESO con los resultados obtenidos por adultos en Estados Unidos y en varios países de Europa.
“A pesar de los informes PISA, los alumnos de ESO de la Comunidad de Madrid muestran un nivel alto en conocimientos de ciencia básica frente a la media europea”, añade López Moreno.
La televisión es la tercera fuente de información
A Google (66,5%) y a los profesores (57,7%) les sigue la televisión y YouTube como fuentes de información científica. En las redes sociales, uno de cada cuatro estudiantes afirma que ha adquirido conocimiento científico a través de ellas, a pesar de que su uso está asociado a un menor tiempo dedicado a la ciencia y a la cultura.
“Un aspecto relativamente preocupante del estudio es que el 30% de los estudiantes de la ESO nunca han ido a una biblioteca y que uno de cada cuatro alumnos de ESO declara no haber realizado nunca alguna actividad relacionada con la ciencia y la cultura en su tiempo libre”, dice el investigador.
Varias cuestiones versaron sobre los estereotipos de los científicos. La mayoría concibe en su imaginario al científico como una persona “mayor, con gafas, inteligente y poco mentirosa”. Para la gran mayoría de los alumnos, un científico podría ser presidente del Gobierno de España, pero lo que más claro tienen, más del 90%, es que esta profesión es menos querida que la de futbolista.
“Nuestros resultados muestran esencialmente que los alumnos de ESO tienen un nivel de conocimiento científico muy parecido a los adultos de Estados Unidos y de Europa con el mismo nivel de formación. Sin embargo, todavía queda mucho por avanzar y se debe investigar la influencia de internet, a través de todos los dispositivos, sobre el aprendizaje de la ciencia. El siguiente paso es replicar esta evaluación a nivel nacional, tomando una muestra representativa de alumnos en cada comunidad autónoma de España”, concluye López Moreno.