A pesar de la introducción del Plan Bolonia en las universidades españolas, el método de evaluación predominante continúan siendo los exámenes. Tanto alumnos, como especialistas valoran negativamente esta forma de evaluación, ya que estudiar todo el contenido de una materia al final del semestre para luego repetirlo de manera automática en un examen, no demuestra que esos conocimientos hayan sido verdaderamente asimilados por el alumno y le vayan a ser de utilidad en un futuro.
El espacio europeo de educación superior (EEES), conocido como el plan de Bolonia, tiene como uno de sus objetivos principales el desarrollar competencias más que adquirir conocimientos, y hacerlo con nuevas metodologías como el trabajo por proyectos o la resolución de casos prácticos. Este nuevo planteamiento en la educación superior se basa en estudios que demuestran que enseñar con actividades más participativas y creativas, con resolución de problemas y poniendo en juego la capacidad crítica de los estudiantes es más efectivo que la imposición de exámenes semestrales en los que la nota obtenida no refleja necesariamente las capacidades del alumno.
A pesar de ello, el examen sigue siendo el sistema de evaluación más utilizado, aunque los propios estudiantes lo consideran poco útil para el desarrollo de competencias, según un estudio del Ministerio de Economía y Competitividad sobre el impacto de los diferentes métodos de evaluación educativa en el desarrollo de las competencias en la universidad.
Una de las conclusiones más relevantes del estudio es que en general los estudiantes no ven la evaluación como una oportunidad para aprender, y está más vinculada a la finalidad de poner una nota.
Nati Cabrera, doctora e investigadora en tecnología y educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coautora del estudio, considera que los profesores siguen confiando demasiado en los exámenes, aunque la información que aportan no sirve para que los estudiantes puedan mejorar, ya que una vez tienen la nota el proceso ha finalizado.
La solución: la evaluación continua
Los estudiantes reclaman una evaluación continuada real como propone el plan de Bolonia, que no tiene nada que ver con hacer más exámenes durante el semestre, es decir, que, en vez de un examen, se hagan tres. Tal como explica la investigadora, «la evaluación ha de ser una herramienta útil para mejorar, un instrumento que establezca un diálogo entre el profesor y el estudiante, que a lo largo del proceso vaya viendo qué va aprendiendo y qué debe rectificar».
Modesta Pousada, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, asegura que absorber todo el contenido, empollar para repetir o vomitar lo que se sabe, no es un aprendizaje significativo, y precisamente el cambio de Bolonia lo que intenta es que el aprendizaje sea significativo, que tenga sentido, que no tengas que aprender un contenido teórico de memoria, sino que el conocimiento sirva para resolver situaciones reales.
Esta manera de aprender implica, según Cabrera, un trabajo muy continuado y, por tanto, «las empolladas y los esprints de última hora que se hacían antes cada vez tienen menos sentido». Además, considera que, de este modo, «se tienen muchas más garantías de que lo que se aprende realmente se asimila». Cognitivamente, no tiene nada que ver entender un texto y luego reproducir lo que has leído con entender el mismo contenido y ser capaz de aplicar los conocimientos para la resolución de un problema, es decir, en diferentes contextos.