Una nueva forma de cultivar en el interior utilizando diferentes longitudes de onda de luz podría aumentar el sabor de las frutas, ensaladas y hierbas, al tiempo que aumentaría el suministro de alimentos y el valor nutricional.
El cultivo de alimentos en el interior aporta muchos beneficios a los agricultores al reducir la cantidad de tierra, fertilizantes, energía y agua necesarios para cultivar las plantas.
Pero puede tener un inconveniente importante: los productos cultivados en el interior a veces carecen de la profundidad de sabor que tendría si se les permitiera florecer y madurar en el exterior.
«Una planta que crece en el exterior está estresada», dijo Alexander Penzias, cofundador de Ponix Systems, una empresa agrícola especializada en agricultura interior con sede en Viena, Austria.
Las temperaturas extremas, granizo, lluvia torrencial o demasiada sombra producen estrés que afecta la velocidad de crecimiento de los alimentos. Pero estos momentos difíciles también obligan a las plantas a producir fitoquímicos, los compuestos activos que dan a las frutas y verduras sus sabores distintivos.
Malas noticias para el gusto
A pesar de aumentar el rendimiento, los climas cuidadosamente controlados utilizados en la agricultura de interior no acentúan las plantas lo suficiente como para que puedan producir estos fitoquímicos sabrosos.
Estas son malas noticias para el gusto. Pero también es una debilidad que podría evitar que esta forma de producción sostenible de alimentos alcance una aceptación generalizada por parte de los consumidores.
Las técnicas de cultivo en interiores, como los invernaderos y los sistemas hidropónicos, un sistema sin suelo que utiliza luz solar artificial, también producen menos emisiones de gases de efecto invernadero que la agricultura tradicional. Pero si los consumidores no están dispuestos a comprar alimentos producidos de esta manera, los beneficios ambientales serán imposibles de realizar.
«Si tienes plantas que provienen de un sistema hidropónico, no es que tengan buen o mal sabor, sino que no tienen ningún sabor», agregó Penzias.
Sin embargo, su equipo se ha centrado en ajustar los diodos emisores de luz (LED) para producir longitudes de onda de luz específicas que estimulan a las plantas de interior a liberar fitoquímicos.
Han desarrollado esto en una serie de recetas de luz para plantas específicas que no solo mejoran el sabor, sino que también permiten que se sintonice. La luz ámbar, por ejemplo, puede aumentar el sabor de la albahaca, mientras que la luz ultravioleta puede aumentar el sabor del sabor de los tomates y también hacer que las hojas de las ensaladas sean más espesas y, por lo tanto, más apetecibles.
Beneficios para la salud de la comida
«Si sabe mejor, significa que tiene un mayor contenido nutricional», dijo Penzias. Muchos fitoquímicos se pueden clasificar como antioxidantes, que son buenos para la salud del corazón y el sistema inmune, agregó.
Ponix Systems actualmente está llevando a cabo un estudio de factibilidad de su tecnología LED como parte del proyecto flexiLED. Una vez que se complete, esperan formar equipos con investigadores y agricultores para desarrollar un producto comercial.
Actualmente, la empresa de cultivo interior se especializa en un sistema hidropónico llamado Herbert, que son módulos apilables que pueden instalarse en paredes de viviendas o en instalaciones más grandes, como oficinas o restaurantes. Ya han instalado algunos de estos módulos en una escuela y una academia de hospitalidad en Austria.
«Al principio los cocineros se mostraron escépticos sobre el sistema», dijo Penzias. «Pero tan pronto como los cocineros comenzaron a cosechar la comida, los sabores eran más intensos de lo que esperaban».
