Las sequías constituyen un fenómeno recurrente en ambientes mediterráneos y aunque las actividades antrópicas y los sistemas naturales se han adaptado a esta característica de nuestro clima, un incremento en su frecuencia, magnitud e intensidad en un escenario de posible cambio climático podría afectar de forma significativa a su sostenibilidad.
Desde hace dos décadas, miembros del grupo de investigación Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio reconstruyen el clima del pasado a partir del crecimiento radial de los árboles más viejos de España.
La revista Geophysical Research Letters recoge ahora el análisis de las muestras de 774 árboles de las especies Pinus sylvestris y Pinus uncinata localizados en la cordillera ibérica, ya que la longitud de los registros climáticos instrumentales (datos medidos en estaciones meteorológicas) alcanza en el mejor de los casos 100 años, un periodo temporal insuficiente para evaluar la posible excepcionalidad del clima actual.
Gracias a la información decodificada a partir de la medición de la madera tardía, la más oscura generada en las fases finales del crecimiento anual del árbol, el equipo ha logrado reconstruir las sequías de verano en el noreste de España desde las primeras décadas del siglo XVIII.
Estudio pionero en Europa
Según los científicos es la primera vez en Europa que un grupo de investigación reconstruye, a partir de este parámetro anatómico de los árboles, el Índice Estandarizado de Evaporación y Transpiración (SPEI), referido en este caso a los meses de julio y agosto.
Hay que tener en cuenta que frente a otros índices de sequía, el SPEI considera el estrés adicional que pueden experimentar los sistemas naturales ante un descenso anormal de la precipitación en un contexto de temperaturas más elevadas.
Estos resultados son consistentes con los señalados por otros autores para el centro de Europa y el norte de África, que apuntan a la excepcionalidad de las sequías del tramo final del siglo XX y de los primeros años del XXI en el contexto de las últimas centurias.
El estudio sugiere que son los cambios en los patrones atmosféricos a gran escala, en particular la persistencia y posición del anticiclón en las Azores, los responsables de esta situación. Además, esta mayor recurrencia de eventos secos se ajusta con los resultados del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre cambio climático.