La Comunidad de Madrid ha iniciado el proceso de consulta pública para modernizar la Ley de Caza y Pesca, adaptándola a las necesidades actuales de conservación y uso compartido de los espacios naturales. Con 90.000 licencias activas en la región y más de 576.000 hectáreas dedicadas a la caza, esta normativa busca equilibrar los intereses del sector cinegético y el creciente número de personas que practican actividades recreativas al aire libre.
Un marco normativo adaptado al presente
El anteproyecto de Ley de Caza y Pesca, lanzado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, pretende dotar a la región de una legislación propia que simplifique los procedimientos administrativos y actualice el régimen sancionador en la caza y la pesca. La propuesta busca, además, fortalecer la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad, promoviendo un uso responsable de los espacios naturales.
La convivencia entre cazadores y senderistas: una demanda de transparencia
Una cuestión clave que emerge en el contexto de esta normativa es cómo gestionar la convivencia entre los cazadores y otros usuarios de los espacios naturales, especialmente los excursionistas y senderistas. Durante años, aficionados al senderismo y a la montaña han manifestado la necesidad de contar con una plataforma digital que les permita consultar en tiempo real las áreas donde se están realizando monterías y batidas. Esta herramienta, largamente demandada por el colectivo de excursionistas, permitiría evitar encuentros inesperados y planificar rutas de forma segura, favoreciendo una experiencia más tranquila en el entorno natural.
Además, el colectivo pide que, además de la plataforma informativa, se establezca una señalización clara y visible a la entrada de los caminos y carreteras que conducen a las zonas de actividad cinegética. Señalizar las batidas y monterías en cada acceso contribuiría a la seguridad de todos los usuarios, asegurando que la información sea accesible incluso para aquellos que no consulten la web.
Aunque en la nota de prensa del anteproyecto de ley no incluye aún estas medidas de transparencia, la creciente demanda de los aficionados a la montaña y el senderismo podría abrir el debate sobre la conveniencia de una comunicación más efectiva y accesible en las actividades cinegéticas.
Control de especies y preservación del entorno
El anteproyecto también contempla la caza como una herramienta de gestión para controlar las poblaciones de especies que, debido a su crecimiento descontrolado, generan desequilibrios en los ecosistemas y problemas en áreas rurales y urbanas. Es el caso de especies como el jabalí y el conejo, cuya sobrepoblación causa daños en cultivos y puede derivar en incidentes al aproximarse a zonas habitadas.
Sin embargo, la regulación de la caza también implica un desafío en términos de convivencia en estos espacios. Muchos excursionistas se preguntan si el control de especies debería prevalecer sobre la creciente demanda de uso recreativo del entorno natural. Así, surge el debate sobre cómo conciliar estos intereses y si se debe dar prioridad a la actividad cinegética o al uso recreativo del espacio compartido.
El senderismo y la seguridad: ¿es posible una solución a corto plazo?
Los senderistas y aficionados a la montaña plantean que la convivencia en los espacios naturales no debería ser una cuestión de competencia, sino de colaboración entre colectivos. Una web pública, donde se informe de las actividades de caza en tiempo real, permitiría disfrutar de las rutas sin temor a interferir con una montería, y ayudaría a evitar situaciones de riesgo. Esta solución, junto a una adecuada señalización, podría contribuir a establecer un entorno seguro y confiable para todos.
La pesca como ocio sostenible
En cuanto a la pesca, el anteproyecto introduce medidas que promueven su práctica como una actividad recreativa sostenible, a través de la modalidad de captura y suelta. Con 24 tramos fluviales regulados y más de 130 kilómetros de aguas dedicadas a esta actividad, el modelo busca preservar las especies autóctonas y apoyar el desarrollo económico en las zonas rurales de la Comunidad de Madrid.
La pesca, al igual que la caza, tiene un papel importante en la economía rural, pero debe alinearse también con prácticas responsables y sostenibles, tal y como promueve este anteproyecto.
La cetrería: una tradición protegida
Otro punto destacado en la normativa es el reconocimiento de la cetrería como Bien de Interés Cultural. Este arte milenario, que combina habilidad y respeto por la naturaleza, obtiene ahora un marco regulador que garantiza su preservación y continuidad en la región, asegurando que esta tradición forme parte del patrimonio cultural de la Comunidad de Madrid.
¿Es hora de un nuevo enfoque para la convivencia en el campo?
La consulta pública del anteproyecto abre una oportunidad para que la Comunidad de Madrid reciba opiniones sobre la regulación de las actividades de caza y pesca, así como sobre la necesidad de una mayor transparencia en el uso de los espacios naturales. Con una plataforma que informe en tiempo real sobre batidas y monterías y una señalización adecuada en los accesos, se podría mejorar significativamente la seguridad y convivencia en el medio rural, donde cada vez más usuarios buscan disfrutar de la naturaleza de forma pacífica.