‘El Peropalo’, una buena excusa para conocer la comarca de La Vera

Ir a La Vera es una experiencia alegre, sea la primera vez o hayas ido decenas y el Peropalo es una buena excusa para dejarse caer por esta tierra. La Comarca de bellos pueblos que jalonan la carretera Ex-203 ha cambiado mucho en estos últimos 20 años, ha cambiado para bien de sus gentes y tampoco ha perdido mucho su identidad.

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Pero el tiempo pasa para todos y la modernidad llega a todas partes. La Vera es luz, agua y vergel de multitud de arroyos y torrentes que escurren sus aguas al Tietar.

Arriba, al norte Gredos luce al sol su boina blanca invernal. La Vera es Pimentón, Tabaco e Historia. Aquí vino buscando la salud el emperador Carlos V que termino sus días en el Monasterio de Yuste, a la vera de Cuacos.

Uno no puede conocer esta comarca en un par de días, aunque se puede hacer a la idea. Su clima es privilegiado, ya que mira al sur desde una ladera fertil y productiva, pero siguen siendo pueblos serranos, aunque la mayoría está entre los 500 y los 700 metros de altitud.

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Si es primerizo visita obligada es el Monasterio de Yuste y el Parador de Jarandilla, aunque luego comprobará que la gracia de esta comarca está en su arquitectura, en sus gentes, los “veratos” en el pulso de su día a día.

El Peropalo es una buena excusa, es tal vez ese empujón que le acerque hasta esta bella tierra.

¿Qué se hace con el Pelele?

El protagonista, por ser de naturaleza folklórica, exige siempre una serie de ritos que se repiten cada año y son los que dan entidad al pelele. Se le confecciona en secreto, durante la noche del sábado, y, durante las primeras horas del domingo, se vacían los bares y discotecas para acompañar a los peropaleros a la colocación del pelele, «en su sitio», la aguja de la deshonra; ahí estará, con distintas posiciones, durante los días del festejo.

El domingo y el lunes se le dan paseos por las calles del pueblo; todos acaban, en la plaza, con la «judiá» y el baile de la jota.

¿Qué se hace el día grande?

El martes es el día en que hay más variedad de actos; se le condena a muerte por los excesos sexuales y se le obliga a pasear la sentencia montado en un burro, pero, en este caso, es un joven el que sustituye al pelele sobre el animal, en torno al cual se arremolina la juventud. Para que se haga realidad al Capitán del festejo, el mayordomo de otros eventos, se le entrega una bandera y a sus acompañantes unas alabardas.

Por la tarde, son los actos más llamativos; se comienza con una ofrenda bufa, «El Ofertorio de los Calabaceros», en la que, a quienes entran a dar dinero, excepto a las mujeres, no se les agradece la acción, sino que se les propinan golpes de calabazas. Hay una procesión laica, el «Paseo», en el que, una parte de la comunidad, especialmente mujeres bellamente ataviadas con trajes regionales, sigue a los Capitanes. Éstos marchan protegidos por un grupo de alabarderos; él lleva la bandera de la fiesta y ella porta una gruesa zarza de la que pende un chorizo, símbolo de los genitales del Peropalo.

El paseo concluye en la plaza y se inicia el «Baile de la Bandera», en el que los hombres voltean la bandera con ejercicios de habilidad y fuerza.

¿Cómo acaba la fiesta?

El rito culmina con la decapitación, descuartizamiento, manteo y muerte del pelele. Le acompañan en su camino a la muerte las plañideras que lamentan su destino inevitable y recuerdan sus grandes proezas sexuales.

Mientras se le mantea, unos escopeteros disparan sobre él y luego, sus restos son quemados. El redoble de los tambores con una larga jota ponen el broche final al festejo.

La fuerza del personaje es tal que, aunque en las coplas que se canten a lo largo del festejo se le asocie con Judas y se aluda a los judíos, el Peropalo es mucho más; se le conoce también por Revive y, naturalmente, el protagonista revivirá el año próximo, con el mismo atuendo y figura, y, por supuesto, con la misma misión: traer la alegría a un pueblo. Más información: www.peropalo.com

“El Turcal” Una joya escondida al final de La Vera

Buscando un lugar para escaparse del ajetreo del trabajo acabamos encontrando un mini paraíso en el lugar más insospechado. A la salida de Torremenga se esconde este oasis de paz y embajada del lujo bien entendido.

El Turcal es un pequeño hotel rural donde el silencio es patria. Un perfecto refugio para los que van buscando confort y calma. Muy recomendado para parejas sin niños, Ya que como hemos dicho, la paz y el silencio reinan en estos aposentos y eso solo se puede conseguir sin niños, por esa razón te lo explican claramente antes de reservar.

Los desayunos son propios de príncipes, la piscina un capricho entre un vergel de la Toscana y la decoración de autentico catálogo. Carmen y su marido saben hacer sentir al viajero que es el rey de la creación. Más info en www.elturcal.com.

Angel Sánchez Carbonell
Angel Sánchez Carbonell
Ángel Sánchez Carbonell - Director de Crónica Norte. Desde hace 34 años dedicado profesionalmente a la información y entretenimiento (TVE, Onda Cero, Tele Cinco, COPE...) Pero ante todo: un enamorado de la geografía de la península Ibérica. Montañero y aficionado a la gastronomía y la enología. Cuando la vida me lo permite señalizo caminos naturales como Técnico de Senderos de la Escuela Española de Alta Montaña. (EEAM) Pero sobre todo me pierdo por ellos...

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