El hipo puede tener su origen en algo tan inusual como un pelo en el oído. Estas sacudidas bruscas de aire hacia el exterior frenadas por la glotis pueden ser, sin embargo, síntoma de graves trastornos cuando se presentan de forma persistente.
El hipo consiste en contracciones involuntarias espasmódicas intermitentes del diafragma y de los músculos accesorios de la inspiración que finalizan de forma súbita al cerrar la glotis la salida del aire, dando lugar a un sonido característico. Es un trastorno que todo ser humano puede tener en algún momento a lo largo de la vida sin que suponga repercusión alguna para la salud.
En ocasiones, no obstante, puede ser tan intenso, frecuente e importante como para impedir las actividades cotidianas de un paciente y originarle síntomas de malnutrición grave, insomnio o incluso la reapertura de heridas quirúrgicas.
Según explica a Infosalus Pedro Cañones, responsable del Grupo de Trabajo de Patología del Aparato Digestivo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) a diferencia de otros reflejos como la tos o el vómito, el hipo no sirve como función protectora y no parece que desempeñe ninguna función fisiológica. Cañones señala que puede ser un vestigio de un reflejo primitivo, dado que se detecta en el feto hacia el tercer trimestre del embarazo y también en algunos mamíferos.