Imagine caminar por el mismo suelo que pisaron los neandertales hace 40.000 años. La Comunidad de Madrid abre hoy las reservas para explorar su joya arqueológica: el Parque de El Valle de los Neandertales. Una experiencia única, con guías expertos, que promete revelar secretos de nuestra evolución. ¿Está preparado para viajar en el tiempo?
¿Por qué este parque es un tesoro escondido en Madrid?
A solo 90 kilómetros de la capital, en Pinilla del Valle, se esconde un enclave que ha reescrito la historia de la humanidad. Descubierto en 2002, este valle alberga cinco yacimientos clave —como la Cueva del Camino o el Abrigo de Navalmaíllo— donde se han hallado restos de neandertales, osos cavernarios y rinocerontes lanudos. Según el MARPA, este sitio es «uno de los pocos en Europa donde convivieron humanos y megafauna en un mismo ecosistema».
Las visitas, que arrancan el 1 de abril, no son un simple paseo. Durante dos horas y cuatro kilómetros de recorrido, los guías —integrantes del equipo de excavación— desvelan cómo cazaban, qué herramientas usaban y hasta qué ritos funerarios practicaban estos homínidos. «No es solo ver piedras: es entender que aquí vivieron seres que compartieron el 99.7% de nuestro ADN», explica Juan Martínez, arqueólogo del proyecto.
¿Cómo reservar y a qué precio? Claves prácticas
Desde hoy, las entradas están disponibles en www.elvalledelosneandertales.com. Los grupos, limitados a 25 personas, garantizan una experiencia íntima. Los horarios varían: entre semana hay tres turnos (10:30, 12:30 y 15:45), mientras los domingos solo dos mañanas. Un detalle crucial: entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre, el parque cierra para continuar las excavaciones.
El costo es accesible: 2€ para adultos y 1€ para niños de 8 a 12 años. Los menores de 7 años entran gratis, y los colegios pagan 1€ por alumno. «Queremos que sea un recurso educativo, no un lujo», subraya Ana Ruiz, responsable de turismo cultural de la Comunidad.
Neandertales vs. sapiens: ¿qué nos enseñan estos yacimientos?

Mientras otros sitios arqueológicos se centran en herramientas o fósiles, aquí la estrella es el contexto. El Valle del Lozoya, con su microclima fresco, fue un refugio glacial para neandertales. Los guías explican cómo aprovechaban cuevas naturales y cómo su dieta incluía caballos salvajes y plantas medicinales.
Pero hay más: en 2023, se halló aquí un colgante de ámbar de 45.000 años, sugiriendo que tenían sentido estético. «Cada año descubrimos algo nuevo —comenta Martínez—. En 2025, mostraremos hallazgos inéditos de sus rituales».
¿Turismo arqueológico o aventura familiar? Ambos
El parque no es solo para expertos. Con sendas adaptadas y explicaciones didácticas, atrae a familias y curiosos. Los niños pueden tocar réplicas de herramientas y participar en talleres de pintura rupestre. «Es como un safari prehistórico», resume Lucía, visitante de 62 años.
Para escolares, hay programas personalizados. «Les cambia la perspectiva: ven la prehistoria como algo tangible, no un capítulo aburrido», dice Carlos Gómez, profesor de secundaria.
¿Qué lo diferencia de Atapuerca o Altamira?
Mientras Atapuerca (Burgos) destaca por fósiles humanos y Altamira (Cantabria) por arte paleolítico, El Valle de los Neandertales se especializa en vida cotidiana. «Aquí no hay grandes pinturas, sino hogueras, zonas de descuartizado de animales y restos de refugios —precisa Martínez—. Es la casa de los neandertales, no su museo».
Además, su gestión por investigadores activos añade autenticidad. Los guías son paleontólogos que excavan allí mismo, capaces de contar anécdotas de descubrimientos recientes.
Los recorridos estarán habilitados del 1 de abril al 30 de noviembre, salvo entre 15 de agosto y 15 de septiembre por los trabajos de excavación en los yacimientos. Ya se pueden reservar las plazas disponibles a través de la web www.elvalledelosneandertales.com