Son varios los estudios que confirman que el coronavirus puede permanecer adherido a la ropa y sobrevivir hasta dos días, por eso, las autoridades aconsejan lavar la ropa, que haya estado expuesta, en lavados de alta temperatura. Las instrucciones de las autoridades para inactivar el coronavirus que podría quedarse incrustado en las prendas de vestir son claras: lavarlas con jabones o detergentes habituales, con agua caliente y dejar que se sequen completamente. Pero no todas las prendas soportan altas temperaturas sin estropearse.
Desinfectar la ropa es una recomendación planteada desde el principio de esta crisis sanitaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo aconseja con la ropa de cama y las toallas de pacientes con COVID-19, como también lo ha hecho el Ministerio de Sanidad en su documento técnico para el manejo domiciliario de la enfermedad.
Sin embargo, fue a raíz de la vuelta de trabajadores esenciales a sus puestos laborales, tras dos semanas de confinamiento obligado para todos, cuando la recomendación se ha extendido a toda la población que deba salir de casa.
Gobierno publicó una guía ‘Buenas prácticas en los centros de trabajo’, donde se especifica la temperatura necesaria para un tipo de ropa en concreto: “En caso de los uniformes de trabajo o similares, serán embolsados y cerrados, y se trasladarán hasta el punto donde se haga su lavado habitual, recomendándose un lavado con un ciclo completo a una temperatura de entre 60 y 90 grados“.
Lavar a altas temperaturas: ventajas
Lavar a temperaturas superiores a los 40 ºC facilita acabar con la suciedad impregnada en las prendas de vestir. Para desinfectar, hay que subir, por lo menos, hasta los 60 ºC. A partir de esta temperatura, los lavados eliminan virus o bacterias que puedan vivir en los tejidos y hasta consiguen desactivar al coronavirus. Por lo que se sabe hasta ahora, el SARS-CoV-2 sobrevive hasta los 56 ºC, según este informe de la OMS.
De ahí la recomendación de las autoridades de que los lavados sean a temperaturas entre los 60 ºC y 90 ºC. “Pero lo es para personal expuesto y uniformes de trabajo”, remarca la experta Gemma del Caño. “La posibilidad de que el virus esté en nuestra ropa es bastante remota, si mantenemos el resto de medidas de precaución como la distancia de seguridad, mascarilla… y que no nos tosan encima, por supuesto. El lavado de manos o no tocar la cara siguen siendo más importantes que la temperatura superior a 60 ºC”, sostiene.
Así que para evitar el contagio de coronavirus a través de la ropa se debe:
No sacudir la prenda antes de meterla en la lavadora, pues se podría promover la dispersión del virus en el aire.
Elegir un programa de lavado con agua caliente, preferentemente entre 60 y 90 ºC en el caso de ropa de trabajo expuesto y, según la franquicia de lavandería y tintorería Mr Jeff, duplicar la dosis de jabón. El Foro Científico Internacional sobre Higiene del Hogar apunta que preferiblemente se realice con un producto de lavandería que contenga blanqueador de oxígeno activo.
Dejar que la prenda se seque por completo antes de guardarla o utilizarla. Si aún estuviera húmeda, los expertos de Mr Jeff recomiendan plancharla con vapor.
Desinfectar la lavadora entre lavado y lavado.
Lavar la ropa con agua caliente: inconvenientes
Sin embargo, no todos los materiales soportan los lavados a temperaturas tan altas. Son aptas telas para ropa de trabajo o monos, como lonas o similares (por ejemplo, mezclas de algodón y poliéster), que pueden aguantar hasta los 95 ºC si fuera necesario.
Pero si estas temperaturas se emplean con la mayoría de la ropa, corremos el riesgo de deteriorar su tejido, color, tamaño… Encojen, destiñen, se fijan arrugas y hasta pueden aflojarse los resortes de las prendas. Algunas partes de las telas pueden agrandar, otras achicarse… y otras quedarse como estaban; es decir, la ropa se deforma.
Además, lavar con agua tan caliente no es nada económico: calentar el agua supone entre el 80 % y el 85 % de su consumo eléctrico. De hecho, la lavadora es uno de los electrodomésticos que más energía necesitan para su funcionamiento. Por eso, para ahorrar siempre se recomienda lavar en frío (30 ºC), intentar usar la cantidad de detergente indicada en el envase del producto en función de la dureza del agua y del grado de suciedad, no poner el aparato con pocas prendas y, si es posible, emplear una lavadora con etiqueta energética A.
Lo recomendable antes de poner la lavadora con las prendas, se recomienda leer las etiquetas de cada una para identificar las indicaciones o contraindicaciones de la ropa.
Según el tipo de tejido
Algodón. Tolera bastante bien las altas temperaturas. Sábanas, toallas y hasta manteles de algodón puedes lavarlos a esos grados. Las prendas de color blanco se pueden lavar a más de 60 ºC, incluso podría llegar a los 95 ºC, pero si son 100 % algodón podrían encoger. De ahí la importancia de mirar la composición. Si es una mezcla de algodón con otro tejido, hay que lavarlo teniendo en cuenta el componente con más exigencia en el lavado. Sin embargo, la ropa de color, mejor lavarla a 30-40 grados, según la suciedad, pues podría perder su color.
Vaqueros. Su base es algodón, pero no deben lavarse a más de 60 ºC. Por lo general, debe hacerse dados la vuelta, a 30 grados y sin usar blanqueador.
Lana. Es uno de los tejidos más delicados: encoge y se forman bolitas. Por eso elige un lavado a mano o lavadora rápido, sin frotar ni centrifugar. Será como mucho a 30 grados y utilizando un detergente suave, de un pH neutro o de baja acidez, “que previene que las prendas se apelmacen o hinchen”, explican en la guía de Miele sobre tipos de tejido y su cuidado.
Lino. Resistente, pero encoge en el primer lavado y se arruga con facilidad, por lo que no es aconsejable centrifugar las prendas de esta fibra natural y sí secarlas al aire libre. Las más blancas y claras se pueden lavar a un máximo de 60 ºC, mientras que las de color hasta 40 ºC con un detergente para prensas delicadas sin blanqueador, según la misma guía de electrodomésticos.
Fibras sintéticas (nylon, poliéster, poliamina, poliacril). Elásticas y muy resistentes, se puede llegar a los 60 grados, usando un programa para ropa delicada, recoge Miele. Sin embargo, lo recomendable es que el poliéster se lave a 50 ºC y del revés, mientras que el nylon y la poliamida no supere los 30 ºC. Se aconseja emplear suavizante para un mejor acabado.
Acrílico. Como máximo conviene lavar esas prendas a 30 ºC y usar un suavizante al final.
Viscosa. Esta fibra artificial encoge al lavar, al secar y hasta al planchar. Además, se arruga con facilidad, así que no hay dudas: a baja temperatura y en un programa con bajas revoluciones.
Seda. Es fácil que destiña y se rompa, por lo que el lavado debe ser a mano y sin centrifugar ni suavizante.
Si la ropa no soporta los 60 ºC
El coronavirus puede permanecer en la ropa un par de días, por lo que una medida sencilla de aplicar sería dejarla en cuarentena sin usarla durante unos días hasta volver a utilizarla. Hay lavadoras domésticas con programas especiales para desinfectar la ropa con vapor u oxígeno activo (ozono) y hasta detergentes para desinfectar la ropa.
Pero como recuerda Del Caño, “un ciclo habitual con jabón, siempre que no haya exposición, sería suficiente”. Aun así, si queremos añadir lejía apta para ropa de color, también serviría. Incluso, para asegurarnos más, se podría pulverizar la prenda antes del lavado con un quitagrasas para la ropa. Ahora bien, “estropearla por miedo no tiene sentido. Valoremos si estamos expuestos o no y, en caso de estarlo, utilizar ropa elaborada con material apto para una temperatura de 60 grados“, resume la experta.
Muy buenas indicaciones sobre los tejidos. Lavar la ropa constantemente va a formar parte de la nueva normalidad, especialmente la laboral, ya que al estar en contacto con más personas necesitará de un recambio constante