Un avance tecnológico de gran impacto está tomando forma en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC) y la Universidad de Zúrich. Un nuevo microchip, desarrollado por la startup AiQUOS, permite realizar análisis en tiempo real de líquidos, con aplicaciones que van desde la predicción de riesgos medioambientales hasta la mejora del control en la industria alimentaria. Este dispositivo, una especie de «laboratorio en miniatura», integra sensores de alta precisión que operan de forma autónoma, ofreciendo una solución innovadora y de bajo coste para sectores clave.
El sistema desarrollado por AiQUOS ofrece la posibilidad de analizar sustancias acuosas a través de un proceso electroquímico, utilizando un chip basado en inteligencia artificial (IA) y principios de neurociencia. Este microchip no solo tiene la capacidad de realizar mediciones en cualquier lugar y momento, sino que imita el sistema sensorial humano para detectar variaciones y predecir riesgos antes de que ocurran.
El sistema de AiQUOS, al estar basado en un diseño neuromórfico, emula la forma en que el cerebro humano percibe y procesa la información, mejorando la capacidad del chip para adaptarse a factores ambientales y responder ante posibles perturbaciones. La integración de sensores multiparamétricos y algoritmos de IA permite realizar un análisis más preciso y en tiempo real, lo que es crucial para prever posibles riesgos en diferentes ámbitos, desde el medio ambiente hasta la seguridad alimentaria.
Tecnología accesible y versátil
Una de las principales ventajas de este microchip es su miniaturización. Los dispositivos actuales que realizan análisis electroquímicos suelen ser voluminosos y caros, además de requerir un mantenimiento manual y estar limitados a un número restringido de medidas. En contraste, el sistema AiQUOS puede adaptarse a cualquier espacio, su tamaño compacto permite su uso en distintos entornos, y su coste es considerablemente más bajo, lo que hace que la tecnología sea accesible a un mayor número de usuarios y sectores industriales.

Además, la autonomía energética del microchip lo convierte en una opción ideal para aplicaciones en las que el acceso a fuentes de energía no es constante, como en los sistemas de monitorización de aguas o en el control de calidad de alimentos. Este avance también facilita su producción masiva sobre obleas de silicio, un sustrato semiconductor ampliamente utilizado en la industria de los microchips.
Aplicaciones industriales y medioambientales
La empresa AiQUOS ya está probando esta tecnología en la monitorización de agua a través de sondas de control, en colaboración con empresas como IRTAmar y Aigües de Barcelona. Estos dispositivos permiten medir parámetros del agua de manera continua y sin necesidad de calibración, lo que garantiza una medición más precisa y fiable. Gracias a la capacidad de integración con Internet de las Cosas (IoT), los datos obtenidos pueden ser enviados a través de redes ethernet, lo que permite un seguimiento remoto de las mediciones.
En cuanto a su aplicación en el ámbito agroalimentario, la tecnología también puede utilizarse para predecir riesgos de contaminación en productos alimentarios y garantizar su seguridad. La posibilidad de realizar estos análisis en tiempo real, sin necesidad de enviar muestras a laboratorios, constituye un ahorro de tiempo y recursos para las industrias.
Una solución basada en la colaboración internacional
El desarrollo de esta tecnología no habría sido posible sin la colaboración internacional entre el IMB-CNM-CSIC y el Institute of Neuroinformatics de la Universidad de Zúrich. Además, el equipo de trabajo de AiQUOS también se ha beneficiado de la experiencia y los avances de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Esta colaboración demuestra el poder de la investigación científica aplicada para generar soluciones innovadoras que pueden transformar la forma en que gestionamos los recursos naturales y las industrias alimentarias.
¿Qué futuro le espera a AiQUOS?
AiQUOS está tomando grandes pasos en su camino hacia el mercado, con la creación de una spin-off que permite transferir esta tecnología a la sociedad. Este tipo de iniciativas se está viendo facilitado por las reformas en la Ley de la Ciencia, que promueven la creación de empresas tecnológicas y su colaboración con organismos públicos para hacer que los avances científicos lleguen de manera más rápida al mercado.
El equipo de AiQUOS espera que la implementación de su tecnología pueda revolucionar la forma en que gestionamos los riesgos medioambientales y alimentarios. Con el soporte de grandes instituciones científicas y la creciente demanda de tecnologías accesibles y de bajo coste, el microchip de AiQUOS promete ser una herramienta clave para sectores que requieren análisis rápidos, precisos y sostenibles.