Define el diccionario de la Real Academia de la Lengua «tocar a rebato», como: «Dar la señal de alarma ante cualquier peligro». hace unas décadas era obligación de los varones el atender ese toque y prepararse para dirigirse al incendio, en camiones que se ponían a disposición de la «autoridad competente» para realizar ese traslado.
Y difícil era resistirse a la «llamada del fuego», porque acompañando al conductor en el camión, normalmente viajaba un guardia civil, que convencía sin problema a los indecisos, de la necesidad de aportar su esfuerzo a la extinción.
Mucho ha cambiado todo y poco ha llovido desde entonces…
Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero la principal es la incorporación de la tecnología de las comunicaciones, a los sistemas de alerta a la población. Y quizás la del desplazamiento del personal que va a intervenir en los incendios, que ahora se realizaría en vehículos más adaptados a llevar personas, que las cajas de aquellos camiones de antaño.
La Obligación de colaborar ante los incendios
Porque la obligación de colaborar, a requerimiento de la «autoridad competente» se mantiene y se ve amparado por la propia Constitución, en su artículo 30-4 y por la Ley del Sistema Nacional de Protección Civil en el 7 bis. Y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad siguen teniendo entre sus funciones, las de urgir a esa colaboración.
En una situación de emergencia las telecomunicaciones pueden fallar
Pero lo que la experiencia ha demostrado, desde que las telecomunicaciones, en forma de teléfono móvil, son ya hasta juguetes en manos de niños, por lo que no son mucho de fiar, pues su uso masivo, hace que las redes telefónicas se «caigan» por saturación ante una emergencia y dejen de funcionar.
…El toque a rebato como solución sin fallos
Así que, con la idea de facilitar el que los ciudadanos de Becerril, sepan de que se está produciendo un incendio forestal, si es de cierta entidad y a fin de que lleven a cabo los procedimientos que se determinarán por Protección Civil del Ayuntamiento, hemos recuperado el «toque a rebato» de las campanas de la iglesia de San Andrés.
Cuyo funcionamiento está ahora automatizado, pero que repicarían igual en ausencia de energía eléctrica, porque de acuerdo con el párroco, se han dejado dos martillos en el campanario, con los que «dar» ese toque.