Cada piso para alquilar en Madrid recibe 42 solicitudes: la presión sobre el mercado se dispara
En solo tres meses, la competencia por alquilar una vivienda ha subido un 20 % en España. Madrid, con 42 familias interesadas por cada anuncio, se sitúa entre las ciudades más tensionadas. ¿Qué está fallando en el mercado del alquiler?
Una avalancha de familias para cada piso disponible
El primer trimestre de 2025 ha confirmado lo que muchos inquilinos ya intuían: encontrar un piso en alquiler se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos. Los últimos datos revelan que, de media, cada vivienda anunciada recibió 35 contactos antes de ser retirada. Esta cifra representa un aumento del 20 % respecto al mismo periodo de 2024, cuando la media era de 29.
Madrid no escapa a esta tendencia, más bien al contrario. La capital se encuentra entre las ciudades con mayor presión, alcanzando los 42 contactos por anuncio, lo que sitúa a los madrileños en una de las posiciones más difíciles para competir por una vivienda en régimen de alquiler.
¿Qué ciudades lideran la competencia?
Aunque Madrid se encuentra entre las ciudades con mayor número de interesados, hay otras capitales que superan esa media. Barcelona encabeza el listado con 61 solicitudes por anuncio, seguida por Palma (57), mientras que Bilbao y San Sebastián empatan en 37. En el otro extremo, ciudades como Badajoz, Salamanca y Ceuta apenas registran 10 familias interesadas por vivienda, mostrando una gran desigualdad territorial.
En el caso de Guadalajara, ciudad próxima a la capital, la situación es aún más alarmante: 108 familias compiten por cada vivienda ofertada. Le siguen Vitoria (106), Pamplona (71), Lleida (66) y Zaragoza (59). Esta expansión del fenómeno fuera de los grandes núcleos plantea una pregunta inquietante: ¿estamos trasladando el problema sin resolverlo?
Subidas récord en la presión por alquilar
En muchas capitales, el número de familias que se postulan por cada piso no solo ha subido, sino que lo ha hecho de forma explosiva. Barcelona ha experimentado un incremento del 48 % en solo un año. Sevilla (41 %), Bilbao (37 %) y Palma (34 %) también muestran crecimientos pronunciados, lo que indica que el problema no es puntual ni coyuntural.
El caso de Lleida resulta especialmente llamativo, al haber registrado un aumento del 147 %. Burgos (113 %), Girona (104 %), Ourense (103 %) y Ciudad Real (100 %) muestran igualmente que esta presión ha calado incluso en mercados considerados tradicionalmente más accesibles.
¿Dónde es más difícil alquilar? Consulta la tabla
Estos son los datos por capital de provincia, según el número medio de contactos por cada anuncio de alquiler publicado durante el primer trimestre de 2025:
Ciudad | Contactos por anuncio |
---|---|
Guadalajara | 108 |
Vitoria | 106 |
Pamplona | 71 |
Lleida | 66 |
Barcelona | 61 |
Zaragoza | 59 |
Palma | 57 |
Madrid | 42 |
Bilbao | 37 |
San Sebastián | 37 |
Sevilla | 35 |
Valencia | 31 |
Málaga | 28 |
Alicante | 25 |
Córdoba | 14 |
Granada | 13 |
Segovia | 13 |
Ceuta | 10 |
Salamanca | 10 |
Badajoz | 10 |
¿Y ahora qué? Un mensaje para quienes legislan
Los expertos coinciden en que la raíz del problema está en la escasez de oferta. Sin viviendas suficientes en alquiler, la demanda se concentra sobre un número reducido de inmuebles, lo que dispara la competencia, encarece los precios y deja fuera a colectivos cada vez más amplios.
El informe advierte: “Hace un trimestre ya alertábamos de la situación de emergencia del alquiler y de que los niveles de competencia estaban subiendo de forma muy peligrosa. Resulta inquietante que lejos de tomar medidas que alivien esta situación […] el Gobierno siga empeñado en mantener estas políticas nocivas que nos han conducido hasta la situación actual […] El agua sigue subiendo”.
La situación actual exige una respuesta firme. No basta con regular precios o limitar subidas: si no se incrementa la oferta de vivienda en alquiler, la competencia seguirá asfixiando a las familias. Las ciudades, especialmente Madrid y su área metropolitana, necesitan un plan coordinado que combine promoción pública de vivienda, incentivos a propietarios y estrategias para evitar la expulsión de los inquilinos más vulnerables.