La educación es la base del respeto y de la diversidad y la apuesta por el futuro. Por ello, resulta muy importante que los niños reciban una educación orientada hacia las nuevas tendencias que nos marca la sociedad actual; una sociedad en constante evolución y cada vez más acelerada, en gran parte debido a su gran relación con la tecnología. Esto también repercute en el estilo de vida que llevan las nuevas generaciones de un mundo globalizado, en el que los países presentan una interdependencia cada vez más creciente.
Debido a todos estos cambios del mundo actual, las necesidades de los alumnos han evolucionado. Como respuesta a estas necesidades, se están poniendo en marcha planes docentes que cumplan con los nuevos objetivos de enseñanza. Es también el caso del Bachillerato Internacional, un modelo educativo que brinda al alumno todos los recursos y herramientas necesarias para conseguir una formación de mayor calidad.
Este método de enseñanza también se enfoca en otros valores fundamentales, como el respeto hacia los demás, hacia el planeta y hacia uno mismo. Así, se consigue fortalecer la personalidad del alumno, creando una actitud muy positiva sobre cómo percibe la realidad y cómo se relaciona con otros.
El principal objetivo del programa de Bachillerato Internacional es el desarrollo de diversas habilidades frente a la resolución de problemas. La metodología se basa en fomentar el pensamiento crítico y despertar la curiosidad, impartiendo valores como la motivación y la solidaridad a través del entendimiento mutuo y las relaciones interculturales. La formación es continua y complementa el aprendizaje de conocimientos académicos con el desarrollo personal. El conjunto de todo lo anterior impulsará la adquisición de unas excelentes competencias para alcanzar un mayor éxito en la vida.
¿Por qué es importante renovar el sistema educativo?
Muchos métodos educativos se han quedado obsoletos, ya que no ayudan a afrontar las necesidades de la sociedad actual: temas importantes como la tecnología o los idiomas no tienen la importancia que se merecen en sus programas docentes. Por tanto, es esencial que el sistema educativo fomente el desarrollo de competencias y habilidades útiles para el crecimiento personal de cada alumno, dejando atrás las clases donde sólo habla la persona que las imparte y el resto escucha. La participación, la creatividad, la innovación y el emprendimiento son cualidades fundamentales que hay que fomentar en el proceso educativo, para permitir al alumnado desenvolverse con mayor destreza y éxito ante los retos que surjan, tanto a nivel profesional como personal.
La educación pre-universitaria innovadora también incluye un impulso lingüístico en el que se refuerza el uso de un idioma extranjero. El inglés se ha convertido en un recurso esencial en prácticamente todas las empresas, y, además, los estudios de empleabilidad muestran que las posibilidades de acceder a un nuevo empleo aumentan un 34% de media en todos los sectores para las personas que hablan inglés.
Es preciso reconocer que la educación y la evolución de la sociedad van de la mano, por lo que es importante que un sistema educativo consiga que los alumnos adquieran una formación paralela al desarrollo del mundo actual. Esto ayudará a que el
