La trayectoria de la recuperación de senderos y caminos naturales en España en últimos años ha sido muy fructífera en numero de kilómetros, pero no así en el modo en que se han acometido, ya que las diferencias son notables. La participación de empresas públicas de ingeniería agricola y obras civiles no siempre ha operado con buen criterio o siguiendo el de los Técnicos de senderos de la Federación de Montaña. Reproducimos una carta abierta de Alfredo del Campo vicepresidente de Mountain Wilderness dirigida a la Federación Española de deporte de Montaña y Escalada (FEDME) en la que les recuerda que deben actuar con más sensatez a la hora de recuperar y señalizar caminos y senderos.
(Carta de Alfredo del Campo – Mountain Wilderness)
Estimados amigos:
Somos conscientes de los esfuerzos y del interés que esa Federación ha tenido en los últimos años en lo que respecta a la señalización de caminos y sendas, así como en la recuperación o rehabilitación de las mismas. También somos conscientes de que no todas las señalizaciones o recuperaciones de caminos son competencias de esa federación y nos consta que cuando sí lo son, suelen actuar sus técnicos y voluntarios con criterios muy regulados, rigurosos y con cierta sensibilidad sobre su impacto ambiental.
Bajo la excusa de mejorar los accesos, se convierten sendas en caminos, caminos en pistas, pistas en carreteras… con el fin de “explotar” los recursos de una zona
Efectivamente, es prolija la documentación y la normativa legal que regula mediante decretos en cada comunidad autónoma el marcaje de senderos, así como los criterios para su promoción, homologación e incluso la ordenación del senderismo. Los esfuerzos de la FEDME, en este sentido han llegado a redactar un Modelo básico para una propuesta de homologación autonómica de los senderos1 que evite la dispersión de criterios y conceptos en 17 comunidades autónomas. Las federaciones de montaña, se han dotado de un “Reglamento de homologación de senderos” (2008) y adoptan el “Cuaderno técnico de señalización de senderos” de la FEDME (2009) en los que se establecen de forma detallada hasta los procedimientos para la poda de árboles y arbustos o el pintado en la señalización. Realmente hay que agradecer este esfuerzo e implicación.
Al margen de pequeñas diferencias de criterio, estos documentos nos parecen en general correctos desde el punto de vista técnico-ambiental, sin embargo queremos expresar nuestra preocupación ante dos hechos relacionados con la señalización y recuperación de caminos de media y alta montaña:
A) Una intervención excesiva en las montañas. Esta cultura intervencionista (propiciada desde las administraciones autonómicas fundamentalmente) tiende a sobrepasar el concepto de rehabilitación o recuperación de caminos degradados para insertarse en el marco del desarrollo turístico. Bajo la excusa de mejorar los accesos, se convierten sendas en caminos, caminos en pistas, pistas en carreteras… con el fin de “explotar” los recursos de una zona. (Hay múltiples ejemplos en Suiza, Austria, Francia o Italia, con sendas alpinas excelentemente conservadas y trazadas, en las que no cabe mucho más que la bota de un montañero).
B) Una intervención, que en ocasiones es técnicamente muy agresiva, a pesar de todas las reglamentaciones para la señalización y la rehabilitación que hemos citado anteriormente. Así observamos que la señalización vertical es excesiva con un gran número de paneles interpretativos, postes, piquetas o estacas, flechas direccionales, etc. (en ocasiones con escaso o nulo mantenimiento), pero también señalización horizontal (pinturas) en puntos no recomendados en los manuales (p.ej. en arboles en
los que se corta la corteza, o a muy corta distancia unos de otros, cuando el camino resulta evidente incluso con nieve).
Como consecuencia, se producen algunos efectos negativos que se deben considerar:
- Masificación de territorios muy frágiles y sensibles ambientalmente.
- Devaluación de la actividad montañera (esfuerzo requerido disminuido artificialmente).
- Impacto estético en el paisaje.
Efectivamente -y siempre según nuestro criterio-, se debería actuar en menos ocasiones, con menor intensidad y con más calidad, estrechando y no ensanchando los caminos, rellenando suelos erosionados, cerrando “atajos”, desbrozando y roturando el suelo sólo el mínimo imprescindible, dotando recursos para el mantenimiento anual, señalizando de forma estricta, y desde luego prescindiendo de infraestructuras a veces incomprensibles como puentecitos de madera para vadear arroyos, vallas a los costados del camino u otros elementos similares.
Estamos seguros que la mayoría de los montañeros y alpinistas del país, así como las federaciones y clubes de montaña comparten la idea de mantener agreste el frágil entorno de la media y alta montaña, mantenerlo en su estado más natural posible y que la actividad del montañismo suponga, como siempre ha sido, esfuerzo y aventura. Rehabilitemos y señalicemos lo que haga falta, pero no más por favor, nos lo agradecerá el planeta y las generaciones futuras.
En consecuencia solicitamos de esa federación que siga manteniendo el rigor en las señalizaciones que de ella dependan y la vigilancia sobre aquellas rehabilitaciones que competen a otras instancias y que transcurren por entornos de media y alta montaña.
Alfredo del Campo – Mountain Wilderness
Mi visión profesional – Angel Sánchez – Técnico de Senderos
Suscribo casi al 100% las palabras de Alfredo del Campo de Mountain Wilderness en esta carta abierta. El esfuerzo que se ha hecho en este país en las últimos años para la recuperación de los senderos y caminos naturales no tiene comparativa. El ejecutivo de Zapatero con su programa «Caminos Naturales» realizó el mayor proyecto de recuperación y homologación de las grandes rutas que acompañaban a los grandes ríos españoles entre otros grandes senderos. Otra cosa es como se articuló a modo organizativo y estructural. El Ministerio de Medio Ambiente y su brazo «armado» TRAGSA acometió la mayoría de las obras de este proyecto dejando a los otros actores como las propias Federaciones de Montaña en papeles muy secundarios. Sus técnicos de senderos, los verdaderos conocedores del espíritu, contenido técnico y fin de estos caminos, con más o menos acierto – por experiencia propia- no tenian mucho angulo de decisión, puesto que en la mayoría de los casos, los trayectos de los propios senderos ya estaban «trazados». Algunas veces estos trazados se realizaban por lugares inapropiados para el senderismo y con itinerarios «nada atractivos» para un caminante o ciclista.
El Ministerio de Medio Ambiente no supo, o no se atrevió ha acometer una actuación de mayor calado, debiendo haber obligado a devolver caminos públicos para tal fin que han sido usurpados por particulares durante décadas y que hubieran resuelto el trazado de algunos caminos de forma espectacular y más barata. El ejemplo de los «caminos de sirga» en algunos rios es un claro ejemplo. Sin embargo a pesar de los grandes presupuestos, la falta de coraje de la administración hizo diseñar caminos por graveras, extensas cuadrangulares fincas de macrocultivos eliminando cualquier atractivo al recorrido durante decenas de kilómetros. Por otro lado el resto de galimatias de administraciones autonomías, siguen campando a sus anchas cada una con sus ideas, sus señalizaciones diversas para más confusión del senderista, y sus peculiares formas de entender el senderismo. Una actividad con suficiente regulación y ejemplos en Europa como para tomar ejemplo. Afortunadamente hay Federaciones y administraciones regionales que dan la buena nota y son el camino a seguir.
Controversia por la erronea recuperación de los senderos en España – Cronica Norte http://t.co/lLhd6Pnl4M
— Angel S. Carbonell (@alscarbonell) June 25, 2013