La Comunidad de Madrid amplía su unidad canina con cuatro nuevos perros que actuarán en la investigación de incendios, detección de venenos y educación ambiental. Algunos provienen de centros de acogida y están entrenados para detectar acelerantes invisibles al ojo humano.
La prevención y la investigación de incendios forestales en Madrid cuentan con un nuevo aliado de cuatro patas. La Comunidad ha reforzado la unidad canina de los agentes forestales con cuatro perros y tres nuevos guías, elevando a seis el número total de canes y a cinco el de profesionales especializados. Este equipo se convierte en una herramienta clave para esclarecer las causas de los fuegos y detectar posibles delitos ambientales.
Los nuevos integrantes del equipo se llaman Abantos, Kombucha, Marshall y Otto, y han sido entrenados durante un año para desempeñar funciones que van desde la detección de acelerantes en incendios hasta la búsqueda de cebos envenenados en el medio natural. Dos de ellos están específicamente preparados para identificar sustancias utilizadas para provocar o acelerar incendios, una habilidad fundamental para esclarecer las causas en los puntos de origen de los fuegos.
Circuito de prácticas en camino
Durante un entrenamiento reciente en el Instituto de Formación Integral en Seguridad y Emergencias (IFISE), se anunció la creación de un circuito de prácticas de 700 metros cuadrados en estas instalaciones. Esta pista permitirá entrenamientos semanales de los binomios perro-guía y afinará su respuesta ante situaciones reales.
Este paso supone no solo una mejora logística, sino también un avance en la profesionalización de estos equipos, clave para las labores de detección, investigación y prevención de delitos ambientales.

Perros con una segunda oportunidad
Una parte significativa del nuevo equipo tiene un origen muy particular: la mitad de los canes provienen del Centro Integral de Acogida de Animales (CIAAM). Estos perros, anteriormente sin hogar, han recibido una formación especializada y ahora participan activamente en labores de protección ambiental. Una muestra de cómo unir utilidad pública y bienestar animal en una misma acción.
Su participación en la campaña de incendios forestales INFOMA 2025 será especialmente relevante. En los casos en los que el ojo humano no es capaz de detectar huellas de los provocadores de fuegos, el olfato entrenado de estos perros puede marcar con precisión el lugar donde se ha usado un acelerante, facilitando la recogida de pruebas para las diligencias judiciales.
Investigación con resultados
El trabajo de los binomios perro-guía no es nuevo, pero sí cada vez más eficiente. En un caso reciente en Becerril de la Sierra, la desaparición de un milano real con GPS activó una investigación en la que los perros permitieron localizar varios cepos con anzuelos, aportando pruebas clave para identificar al presunto autor del delito.
Este tipo de actuaciones demuestran que la labor de la unidad canina va más allá del fuego, interviniendo también en casos de envenenamientos, caza ilegal y otros atentados contra la biodiversidad.
Casi 300 incendios investigados en un año
En el último año, los agentes forestales de Madrid analizaron el origen de 298 incendios forestales, de los cuales 30 terminaron en un procedimiento penal. Un dato que refleja la importancia de contar con medios humanos y técnicos para esclarecer las causas y evitar la impunidad.
El 39% de esos incendios fueron intencionados, un porcentaje que invita a reflexionar. Las causas más comunes se relacionan con actividades agrícolas, ganaderas o de control de fauna silvestre, y suelen producirse en períodos de bajo riesgo, como finales de invierno o principios de primavera.
Una herramienta para educar y prevenir
Además de su labor operativa, estos perros participarán en actividades educativas y de divulgación, especialmente con niños. Su presencia en actos públicos servirá para sensibilizar a la población sobre el respeto al entorno natural y sobre el trabajo que desarrollan los agentes forestales.
En un contexto en el que la prevención es tan importante como la intervención, la unidad canina se consolida como una pieza estratégica en el cuidado de los montes y espacios naturales madrileños.