Los expertos advierten: la obsesión por la higiene puede perjudicar tu salud. Y es que hoy en día la preocupación por la higiene nos lleva a querer eliminar todo rastro de microbios de nuestro alrededor, algo que hace que nuestro sistema inmunitario se oxide. Un científico sueco ha demostrado que en los hogares donde se usa el lavavajillas enferman más que en los que se lava a mano los platos.
Es algo que tenemos interiorizado: la higiene es algo de vital importancia para nuestra salud. Sin embargo, médicos y microbiólogos sontienen que en los páises desarrollados hemos extendido unos hábitos de higiene exagerados que a la larga puede perjudicarnos.
Sin ir más lejos, algo que es tan común como ducharse puede causar un gran daño a nuestra piel. Y es que en España, y sobre todo en época estival, nos solemos duchar más de una vez al día. Pero la verdad es que el jabón es un disolvente de la grasa y si se utiliza con demasiada frecuencia puede hacernos perder el manto graso de la epidermis. Así que lejos de logar un beneficio, con tanta ducha lo que hacemos es exponer más la piel a factores externos de los que debe defenderse.
El negocio de la higiene
Muchos expertos recuerdan que esta preocupación desmedida por el aseo personal tiene poco más de un siglo. Un artículo en «Gizmondo» ha creado una cronología de la conquista de la industria de la higiene. Todo empezó a principios de siglo XX cuando el desarrollo del transporte público y el trabajo en la oficina propiciaron que las personas fuesen conscientes de su olor. Así que la industria se aprovechó de este descubrimiento para crear una mezcla de culpa y miedo en la población por oler mal.
La obsesión por la higiene, por no oler mal ha evolucionado hacia la preocupación por nuestra salud. La limpieza parece haberse convertido en nuestra mejor arma contra las enfermedades y las infecciones. Sin embargo los médicos y microbiólogos nos avisan de que demasiada protección puede ser peligrosa.
La hipótesis de la higiene
Los expertos lo han bautizado como «la hipótesis de la higiene». Ésta plantea que al vivir en un entorno demasiado limpio, en el que eliminamos la gran parte de los microbios, nuestros sistemas inmunitarios se acostumbran a no ser atacados por enemigos, por lo que con el tiempo se vuelven ultrasensibles. Es posible, incluso, que nuestro cuerpo considere como una amenaza cosas que no lo son, una hipótesis que podría explicar el enorme aumento de casos de alergias entre la población de los países desarrollados.
El caso del lavavajillas
Un ejemplo que puede demostrar esta hipótesis es el estudio que ha llevado a cabo el doctor Bill Hesselmal, del Queen Silvia Children’s Hospital de Gotemburgo en Suecia. Entrevistó a padres y tutores de 1.029 niños y niñas suecos de entre 7 y 8 años y les preguntó si en casa usaban lavavajillas o se lavaban los platos a mano. Después se interesó por la salud de los niños. Las conclusiones fueron claras: en las casas donde se usaba el lavavajillas, los niños enfermaban con mayor frecuencia.
La respuesta se encuentra en las bacterias. Cuando se lavan los platos a mano es inevitable dejar bacterias en su superficie, mientras que el lavavajillas elimina por completo cualquier microbio. Podría parecer una ventaja, pero los niños que no están en contacto con las bacterias acomodan sus sistemas inmunitarios y se vuelven ultrasensibles. Por el contrario, los niños que han entrado en contacto con microbios han desarrollado un sistema inmunitario preparado para amenazas mayores.