El humo residual del tabaco tiene efectos perjudiciales para la salud, sobre todo para la de los más pequeños

El humo residual del tabaco o humo de tercera mano son las partículas y residuos químicos del humo del tabaco que se adhieren a todo tipo de superficies

El humo residual del tabaco es capaz de permanecer en el ambiente durante largos periodos de tiempo. Los bebés lactantes y los niños pequeños son extremadamente vulnerables a este contaminante, ya que su forma de experimentar el mundo es a través del tacto y de llevarse cosas a la boca.

Según informa Alicia Moreno de la Agencia SINC, todos recordamos cuando fumar en espacios públicos, como bares, restaurantes u hospitales, era de lo más normal. Aunque no fumaras, toda tu ropa o tu pelo desprendía un olor a humo. Esto es porque hay partículas, residuos químicos del humo del tabaco que se adhieren a todo tipo de superficies: alfombras, muebles, paredes, sofás, ropa e incluso a nuestro pelo o el de nuestras mascotas.

El humo residual del tabaco o humo de tercera mano son las partículas y residuos químicos del humo del tabaco que se adhieren a todo tipo de superficies

A estas partículas se las conoce como humo residual del tabaco o humo de tercera mano y, aunque no las veamos, están ahí y tienen efectos perjudiciales para la salud, sobre todo para la de los más pequeños.

Un estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, reveló que más del 97 % de los niños menores de 12 años que participaron en la investigación tenían nicotina en las manos. Y lo que es más sorprendente, más del 95% de los que vivían en hogares donde no se fumaba también presentaban nicotina en las manos, aunque en cantidades inferiores.

El humo residual del tabaco se entiende como aquellos contaminantes del tabaco que se depositan en las superficies y en el polvo después de haber fumado. Ese residuo puede interaccionar con otros componentes del entorno y producir contaminantes secundarios. 

Efectos sobre la salud del humo de tercera mano

Todas las personas podemos estar expuestas a este humo residual del tabaco al respirarloingerirlo o por absorción a través de nuestra piel. Sin embargo, los bebés lactantes y los niños en primera infancia (es decir, menores de cinco años) son más vulnerables a los efectos de este contaminante, ya que su forma de experimentar el mundo es a través del tacto y de llevarse cosas a la boca.

Aunque todavía se desconocen los efectos a corto, medio y largo plazo, existen evidencias de que el humo residual del tabaco incrementa las exacerbaciones asmáticas y otras enfermedades respiratorias.

Los adultos también pueden sufrir las consecuencias de esta exposición, especialmente si tienen un sistema inmunitario comprometido, enfermedades respiratorias, sensibilidades químicas o asma, entre otros.

humo residual tabaco

Principal recomendación: dejar de fumar

La recomendación principal es dejar de fumar, tanto por la propia salud del fumador como para reducir la exposición al humo de segunda y de tercera mano de la población general. Si eso no es posible, se deberá evitar hacerlo en el interior de casas o coches, así como extremar la higiene.

Uno de los graves problemas del humo de tercera mano es que resulta muy difícil y, a veces, prácticamente imposible de eliminar. Se adhiere a las superficies y puede permanecer en ellas durante meses, e incluso años.

Entre las recomendaciones para su eliminación se incluye: la limpieza regular de las superficies con productos ácidos —aunque esto solo es efectivo en superficies como el mármol—, aspirar semanalmente con filtros HEPA y, antes de interactuar con un niño, lavarse las manos y la cara con jabón ácido y cambiarse de ropa, especialmente si es de algodón o lana. En el caso de alfombras y sofás, las sustancias tóxicas no se pueden eliminar adecuadamente por lo que se aconseja cambiarlos.

En el coche ocurre algo similar, sobre todo con las tapicerías. Cuando fumamos, aunque estemos solos en el coche, ese humo residual queda depositado y otras personas pueden quedar expuestas a él cuando viajen en ese mismo vehículo. “Las concentraciones de humo de tabaco que se alcanzan en el coche son mucho más grandes que las que había antes en bares”, alerta Martínez. Por eso, inciden en la importancia de que estos lugares sean espacios libres de humo.

Un gran desconocido

Un estudio realizado en España a padres con hijos menores de tres años, publicado en Pediatric Research, reveló que solo tres de cada diez conocían a priori lo que era el humo de tercera mano. No obstante, tras explicarles el concepto, un 86 % respondió que consideraba que era dañino para sus hijos.

Además, este trabajo compara los resultados obtenidos en nuestro país con los de otros territorios como Estados Unidos o Irán. En estas regiones se observó que los padres que identificaban este contaminante como un riesgo para la salud de sus hijos dejaban de fumar con mayor frecuencia y eran más propensos a prohibir que se fumara dentro de su casa o coche. Por eso, los expertos inciden en que el primer paso para poder protegernos del humo de tercera mano, es conocer que existe.

Paula de Marcos Aragón
Paula de Marcos Aragónhttps://www.cronicanorte.es
Paula de Marcos Aragón, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Algete. Es redactora en Crónica Norte desde 2021. Aficionada a la fotografía y a los reportajes y documentales de periodismo de investigación.

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