Cada 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y aunque este año el foco está puesto en la contaminación del aire, el plástico sigue invadiendo nuestras vidas. En casa, en el supermercado, en la playa, en la ropa, cosméticos… en los lugares más inhóspitos se encuentra este enemigo que llegó como un lobo con piel de cordero para hacernos la vida más fácil.

Por este motivo, muchas personas se han unido al reto de estar una semana sin plásticos o consumir la menor cantidad posible. Animar a los consumidores a evitar productos desechables de uso diario y que contengan envoltorio de plástico y denunciar el «envasado abusivo» son los objetivos de la campaña ‘Boicot al plástico’, que desde el lunes hasta el domingo se desarrolla en las redes sociales a iniciativa de Zero Waste España.
Situación dramática. El Plástico en cifras
La situación mundial es dramática, más aun teniendo en cuenta que la producción de plásticos se acercará en 2020 a los 500 millones de toneladas (un 900% más que en 1980).
Estas cantidades, su fácil dispersión y su lento proceso de degradación convierte al plástico en el enemigo número uno de mares y océanos. Su uso es un problema asociado a los modos de consumo, ya que la mayoría se emplean para envases de un solo uso. España es el quinto mayor productor de la UE, según indica Greenpeace.
Los distintos tipos de plástico y su resistencia al reciclaje
En 1988 la Society for Plastic Industry creó un sistema para la identificación de los distintos envases plásticos que sigue en vigor hoy en día. La mayor parte de los envases de plástico vienen con el símbolo de un triángulo con un número dentro. Este triángulo es una adaptación del círculo de Möbius, el símbolo internacional de reciclaje.
En este caso, aunque lleve este símbolo no significa que el producto se pueda reciclar, se utiliza para identificar el tipo de plástico que se ha utilizado, ya que muchas veces son tan parecidos que a simple vista es muy difícil diferenciarlos. Se pueden encontrar 7.

1- PET (Polietileno tereftalato). Está por todos los lados, se encuentra en la mayoría de las botellas de agua y en muchos envases de alimentos. Esto es porque es un plástico muy transparente y con una capacidad muy buena de impedir la entrada de oxígeno. Es uno de los plásticos más fáciles de reciclar (lo que no quiere decir que sea fácil reciclarlo) y lo normal es que acaben su vida como tejidos sintéticos.
2- PEAD (Polietileno alta densidad). Es la variedad más resistente de los polietilenos. Se usa sobre todo para botellas de productos de limpieza, de cosmética, de leche, de zumos… aunque también se utiliza para las capas de los tetrabricks y para las bolsas más resistentes. Lo que lo hace muy difícil de reciclar por el hecho de separar capas de otros compuestos que conforman estos productos.
3- PVC (Policloruro de vinilo). Según Annie Leonard, autora de La historia de las cosas, es el plástico más peligroso en todas sus etapas: en la producción, en su uso y en su desecho. Se encuentra en tuberías, cables, botellas de detergente, canalones y algunas clases de film transparente. Lo mejor es evitarlo.

4- PEBD (Polietileno baja densidad). Es la versión más elástica del polietileno. Se usa para film adhesivo, bolsas, botellas de plástico blando…
5- PP (Polipropileno). Puede soportar la presión repetitiva de abrir y cerrar por lo que su uso en común en tapones (como el de la mayoría de las botellas) y tapas de envases. Junto al número 1, son los más fáciles de reciclar (por eso vemos a veces recogidas de tapones solidarios). Una vez reciclados, pueden acabar su vida como cajas, contenedores o muebles.

6- PS (Poliestireno). Es muy fácil de reconocer cuando se hincha y se convierte en lo que comúnmente se reconoce por la marca Porexpán. Con esa forma en un gran aislante. Tiene una gran variedad de usos como las bandejas de los supermercados en los que se pone la fruta y verduras y que tanto odiamos, o envases de comida rápida. En su forma más rígida también se utiliza para los estuches de los CDs o los cubiertos desechables.
7- Otros. Son plásticos de los que no se sabe a cierta su composición, o que no entran en los otros seis anteriores. Los plásticos identificados con el número 7 no se pueden reciclar, al no poder conocer su composición no hay forma de reciclarlos.
Además, por seguridad alimentaria, los números 2, 3, 5 y 6 no se pueden reciclar para obtener nuevos envases de comida y, en España, el número 1, PET, se puede utilizar para botellas de agua y de refrescos siempre que el envase contenga un mínimo de un 50% de plástico no reciclado. Por lo que, de todos los envases de plástico de productos alimenticios que ves en el supermercado, ninguno proviene de plástico reciclado 100%. En el mejor de los casos, las botellas de agua y refrescos pueden tener un 50% de materia reciclada.
Los plásticos se suelen convertir en productos que no tienen nada que ver con el original y que no van a poder reciclarse de nuevo como telas, lonas, cuerdas, hilos, contenedores, paneles, maderas plásticas, tuberías, vallas, contenedores, papeleras, cubos, bolsas, material de edificación, aislamiento térmico… Se está pensando hasta en hacer carreteras de plástico.
Origen vivirsinplastico.com

La solución
Reducir el uso y el impacto que los plásticos tienen sobre los ecosistemas es responsabilidad de todos y todas, tanto de las administraciones públicas como de la ciudadanía.
El uso del plástico es insostenible y es un claro ejemplo de los impactos de la cultura del usar y tirar. Por ello hay que ir al origen del problema y, en primer lugar, reducir la cantidad de plástico que se pone en circulación y después apostar por la reutilización.
Qué puedes hacer tú
Pide a los supermercados que eliminen los envases de plástico en sus frutas y verduras, que proporcionen alternativas sostenibles para comprar sus productos de alimentación y que fomenten la venta a granel.

¡Actúa con tu consumo! Adoptando unas sencillas medidas para reducir el uso de plásticos evitaremos contribuir a la invasión de plásticos que ahoga nuestros mares.
Por suerte, la sociedad poco a poco va tomando conciencia y a pequeña escala se van consiguiendo logros. Desde asociaciones y organizaciones ecologistas se trata de orientar al consumidor a cambiar sus hábitos, concretamente en el supermercado.
La lucha contra la fruta envasada y envuelta en plástico es algo que ya va calando en las personas y esta acción hace reaccionar a las grandes empresas que, además de buscar el beneficio económico, no pueden permitirse una mala imagen ni la pérdida de clientes.
Acciones como comprar bolsas de tela, llevar una bolsa de maya para la fruta o envases propios de vidrio para comprar productos a granel reduce mucho el consumo de plásticos de un solo uso.